Este problema al que nos estamos acostumbrando -como a tantos sucesos violentos que ocurren- configura un sindrome que merece ser analizado con mucho cuidado.
Cuando aparecen situaciones complejas en las escuelas, la noticia se difunde como un hecho policial más, pero es necesario analizar qué cuestiones atraviesan a niños y adolescentes como un problema más profundo.
Es objeto de estudios especializados para encontrar las formas que operen en favor de la convivencia estudiantil y que aquellos inconvenientes -que son normales entre los pre-adolescentes- transiten por otros carriles.
Muchas veces atravesados por la crisis económica, la ruptura de las familias, la incertidumbre del futuro, la droga, el bullying, los niños y jóvenes se ven imposibilitados de manejar estas situaciones.
Según un estudio realizado en diversos establecimientos educacionales del país, donde se han registrado, dentro y fuera de los mismos, episodios de violencia entre alumnos y con participación de mayores se arribó a una conclusión, que compartimos: ‘La depresión es uno de los principales factores. Con frecuencia coexiste con otros problemas de salud mental, como ansiedad crónica y trastornos conductuales graves (consumo de drogas, promiscuidad, conductas delictivas y agresividad)’.
Otro factor que se puede evaluar en el marco de los análisis que realizan grupos especializados en conductas de niños y adolescentes, aparecen los quebrantos de relaciones intrafamiliares, que se suceden por diversas circunstancias y una de las más comunes es la ausencia de controles y de las necesidades básicas que no se pueden lograr, por factores de orden económico o por relaciones inadecuadas en el seno hogareño.
En estos últimos días hemos tomado contacto con sucesos acaecidos en proximidades de establecimientos educativos de la ciudad capital pampeana Santa Rosa, donde incluso en uno de ellos, uno de los adolescentes pretendió apuñalar a la víctima de su ataque.
Lo que puede apreciarse en el marco de la información recogida es que el atacante iba acompañado de un hermano mayor, que no solo no impidió la agresión, que no pasó a mayores, porque el atacado pudo refugiarse en el establecimiento, sino que vertió amenazas de concretar él, el ataque a futuro.
También se han registrado episodios de naturaleza violenta en otros establecimiento de otras localidades pampeanas, que son parte de la información pero que a los pocos días se olvida y la mirada esta puesta en el mas reciente.
El rasgo que sobresale en la sociedad es que nos estamos acostumbrando y ha pasado a ser un suceso más de lo que acontece en el marco de una ciudadanía sometida a diversos quebrantos sociales, económicos, que han deteriorado profundamente los valores de convivencia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que ‘el acoso escolar puede provocar todos estos padecimientos de salud mental, fracaso escolar, depresión y contener todas las derivantes externas que se producen dentro del ámbito escolar pero se busca resolverlos fuera de ellos’.
Todos los estudios que se están realizando sobre el particular apuntan a un sistema social de extrema complejidad, donde se están mezclando diversos factores que van incidiendo notoriamente en las relaciones humanas y tiene sus inicios en un ámbito intra-familiar, trasciende a la esfera escolar, salta a la relación social en la calle y se transforma en una sintomatología que ofrece enormes dificultades para poder resolverlo.
La situación aumenta exponencialmente en todos los sectores del tejido social y surge con clara notoriedad que la convivencia esta totalmente ausente, por factores endógenos y exógenos; hecho que pone a la sociedad en una situación de anarquía incontrolable.
El tema es preocupante y amerita ocuparse de buscarle soluciones.