Sergio Ziliotto, gobernador de la provincia y presidente del Partido Justicialista pampeano, ha sido el principal impulsor de esta unidad. Lo hizo desde un principio, cuando algunos apostaban a un peronismo fraccionado, poniendo los intereses de la provincia por encima de su capital político.
Su liderazgo, basado en la coherencia ideológica y la gestión comprometida con los sectores más vulnerables, logró articular a las distintas expresiones del peronismo provincial en torno a una causa común: enfrentar el avance del proyecto libertario que encabeza el presidente Javier Milei y que ya muestra sus consecuencias en todo el país.
El modelo que propone el Gobierno Nacional se basa en la eliminación de derechos, el desmantelamiento del Estado y la concentración de poder en el centro del país. Las provincias, especialmente aquellas que históricamente han sostenido políticas de inclusión y desarrollo territorial, son las primeras en sentir el impacto del ajuste. La paralización de obras públicas, el recorte de transferencias, la eliminación de programas sociales y la desarticulación de políticas federales son apenas algunas de las señales de un rumbo que amenaza con profundizar las desigualdades.
Frente a este panorama, Ziliotto no dudó en convocar a todos los sectores del peronismo. Lo hizo con claridad: “Para enfrentar el ajuste libertario hacen falta todos los peronistas”. Esa frase, que en su momento sonó como una advertencia, hoy se transforma en realidad política. La incorporación de dirigentes cercanos al ex gobernador Carlos Verna, que hasta hace poco se mantenían al margen de la campaña, marca un punto de inflexión. No se trata solo de sumar nombres: se trata de consolidar una visión compartida sobre el rol del Estado, la defensa de los derechos y la necesidad de preservar la autonomía provincial frente a un gobierno nacional que desprecia el federalismo.
La unidad alcanzada no es producto de una negociación circunstancial. Es el resultado de una comprensión profunda del momento político que atraviesa el país. Las diferencias internas, legítimas en cualquier fuerza política, han sido dejadas de lado ante la urgencia de construir un frente sólido que represente los intereses de la mayoría de los pampeanos. Ziliotto lo advirtió hace tiempo y en reiteradas oportunidades: “cuando lo que está en juego es el derecho a la salud, a la educación, al trabajo digno y a la vivienda, no hay espacio para especulaciones. Hay que estar todos.”
La campaña que se avecina será intensa. Los representantes pampeanos del Gobierno Nacional ya han comenzado a replicar el discurso de ajuste, confrontación y desprecio por lo público que caracteriza a Milei. Pero en La Pampa, la respuesta será clara: unidad, compromiso y defensa de un modelo que prioriza a las personas por sobre los mercados. Un modelo que entiende que el Estado no es un enemigo, sino una herramienta fundamental para equilibrar desigualdades, garantizar derechos y construir futuro.
En momentos como este, la historia no se escribe con cálculos mezquinos, sino con decisiones valientes. La Pampa lo entendió. El peronismo pampeano lo asumió. Y octubre será el escenario donde esa convicción se pondrá a prueba.
La unidad detrás de Ziliotto no es solo una estrategia electoral: es una afirmación de valores. Es la defensa de una forma de hacer política que pone en el centro a las personas, que reconoce la diversidad interna como una fortaleza y que entiende que el verdadero poder reside en la capacidad de construir consensos. En tiempos de ajuste, exclusión y discursos de odio, la unidad peronista pampeana es una respuesta política, ética y profundamente humana.
(Hay firma responsable).
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