Es cierto que si nos remontamos a años lejanos, siempre hubo algún producto del fútbol pampeano representándonos en lugares lejanos de esta tierra natal. Pero nos parece que nunca antes en la cantidad que hay ahora, partiendo de Alexis Mac Allister en el fútbol inglés, los hermanos Palacios en Grecia y Emiratos Árabes o Rodrigo Garro, del que se volvió a hablar esta semana por una chance de volver al país para jugar en Boca.
Es cierto que alguna vez hubo un Alberto “Pampa” Jorge brillando en el fútbol mexicano, como Pedro Verde vendido desde Estudiantes de La Plata a Las Palmas, España. En el recuerdo está Nestor Doroni en el fútbol ecuatoriano y de algún otro país de esa región americana. Y viniendo más acá en el tiempo, el “Pampa” Gelabert llegando al fútbol suizo o Mauricio Romero vendido por Lanús al fútbol de México, como pasó con Julio Furch, figura de ese fútbol tan competitivo en Centroamérica.
Está claro que estamos haciendo referencia a los casos más resonantes, en el que podemos incluir a Claudio Biaggio, idolatrado en el fútbol uruguayo y algún otro más que actualmente engrosan la lista de ex-jugadores de fútbol profesional.
Pero lo de ahora, es realmente llamativo. Porque no se trata de ir a probar suerte a tierras lejanas, “al otro lado del charco”, sino que los vienen a buscar y pagan fortunas por ellos. Pasó con los Mac Allister, Alexis es jugador de Selección y está actualmente en el Liverpool, pero con posibilidades de pasar algún otro grande de Europa. Y lo más reciente lo del juvenil Aaron Anselmino, que desde su Larroudé natal va a llegar en un futuro no muy lejano al Chelsea de Inglaterra, además de ganarse el corazón de los xeneizes, que no lo van a disfrutar mucho pero le va a dejar al club más de 18 millones de dólares en su partida.
El pase de Rodrigo Garro, de Talleres de Córdoba a Corintihans también fue millonario. Y también lo de Matías Palacios, vendido por San Lorenzo a un club de Suiza y de ahí a Emiratos Árabes donde su equipo, Al Ain, clasificó al Mundial de Clubes.
Después podemos tomar como casos pampeanos el de Pablo Solari, que está en River todavía porque el club rechazó ofertas de la MLS de Estados Unidos, como también podemos tomar como de nuestro fútbol el caso de Juan Carlos Almada en la década del ‘80 y ‘90. Porque, si bien no son futbolistas nacidos en La Pampa, están identificados con clubes o escuelas futbolísticas de nuestra ciudad.
También se nos viene a la memoria el caso del “Pampa” Sosa, que llegó a debutar en primera división en All Boys de Santa Rosa, después fue ídolo en Gimnasia de La Plata y de ahí transferido al fútbol italiano, algo que también le sumó un importante dinero al club alboyense.
La cantera futbolera parece inagotable, como se ven en este lapso rápido de diferentes momentos y jugadores. Pero entendemos que este presente es único por la cantidad y calidad de futbolistas, reflejado en el interés que hay por ellos.
Está claro entonces, que siempre hubo un “pampa” y lo seguirá habiendo, seguramente con más frecuencia, lo que habla muy bien de los formadores de talentos que hay en nuestros clubes y que nos gustaría que se sientan incluidos en este informal reconocimiento.
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