El movimiento denominado “La Revolución de las Viejas” surgió hace prácticamente poco tiempo, en 2019, cuando la periodista y docente Gabriela Cerruti publicó un libro y subió un video a sus redes sociales preguntandose qué pasa con la vida -y los años que quedan- una vez llegada la edad jubilatoria.
En la actualidad, la expectativa de vida se extendió treinta años -o mas- y es por eso que este reciente movimiento se pregunta qué pasará después.
Gabriela Cerruti narra en su video que se encuentra en sus 54 años, “a seis de ser oficialmente vieja” para jubilarse, entrada en la menopausia, con dolores de rodilla, tomando calcio, pero con todas las ganas de continuar con distintos proyectos para la nueva etapa que -posiblemente- sea la mas larga de su vida.
Algo de todo esto se puede ver en varias declaraciones de integrantes del movimiento que aseguran que “es hora de que pensemos, pero no solo quienes estamos cerca o en la vejez, sino todas y todos. Es una expectativa de vida muy larga para pensar que nos vamos a quedar sentadas tejiendo o cuidando nietos”.
“Edadismo”
Entre los factores de discriminación que existen en el mundo se encuentra la edad y es en este marco que el edadismo se puede considerar como parte de ello.
A veces se considera que una persona puede ser muy joven para un trabajo, o que una persona mayor “es muy grande” para determinada actividad. Por eso, la Revolución de las Viejas busca erradicar la discriminación a los “viejos”. Desde la Revolución uno de los tantos temas a desarrollar e implementar para que se gestionen políticas públicas es el ‘edadismo’.
En la Revolución de las Viejas se apunta a visibilizar la vejez y a reivindicar la palabra ’viejas’, ya que es una palabra que representa una edad. “A nosotros no nos importa si nos dicen niña, adolescente, adulta, por qué nos tiene que importar que nos digan viejas”, se preguntan desde la agrupación del pañuelo plateado.
NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN PAPEL DEL 24 DE JULIO DE 2022.
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