MARTES 16 de Abril de 2024
 
 
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La Reforma y el periodismo médico

El ejercicio de la profesión médica tiene, según mi opinión, tres facetas o momentos. Uno es la lectura permanente, la necesidad de actualizarnos nos obliga a continuar estudiando, de a ratos, con más o menos tiempo, en diferentes horas, con o sin ganas debemos mantener esa solitaria y poco valorada tarea cotidiana. La segunda faceta es la asistencial, la más difícil y bella.

El ayudar en forma concreta al otro. Las formas de hacerlo han ido evolucionando con el tiempo dándoles a los pacientes un rol más protagónico, donde la opinión de ellos, cada día más ilustrada, cuenta y mucho. La tercera faceta es la docente. Docencia con los estudiantes, con los jóvenes colegas, con los pacientes en el consultorio y también con la comunidad. 
Para llevar a cabo esta última actividad, hay que recurrir a medios que puedan difundir información que ayude a prevenir las enfermedades y promocionar el mantenimiento de la salud.
En agosto del año 1997, hace casi 26 años, me acerqué a La Reforma para proponerles la realización de un suplemento de salud y desde ese momento hasta la fecha, en forma ininterrumpida y con la ayuda algunos de mis colegas, de los periodistas y del personal de este diario, se me ha permitido llevar a cabo esa faceta de divulgación.
En un principio buscando en libros y revistas especializadas, luego en los resúmenes de los CD deMedLine y en el banco de datos de la Academia de Medicina, más tarde llegó el recurso de internet.
Todavía recuerdo en aquellos primeros tiempos a toda mi familia buscando en revistas y contra reloj una foto que ilustrara el artículo que tenía llevar al diario escrito a máquina para que lo tipearan e imprimieran.
No siempre fue fácil, hubo épocas en que escaseó y se encareció el papel de diario, otras en que faltaron los auspiciantes, temporadas de gran depresión económica en que bajaron las ventas, pero siempre y con diferentes formatos los artículos fueron publicados.
Hace algunos años el Consejo Superior Médico de La Pampa me prohibió firmar mis artículos porque el estatuto del Consejo consideraba que era “propaganda encubierta”. Recurrí entonces al pseudónimo: “el mismo de siempre”. No fue un grato momento pero todavía recuerdo con una sonrisa los otros seudónimos que me sugerían mis amigos.
La tarea fue recompensada por los lectores que me hicieron llegar sus comentarios favorables y que me estimularon a seguir adelante.
Los años pasaron y llegamos al aniversario número cien del diario. Haber colaborado durante una cuarta parte de ese siglo me produce la satisfacción del deber cumplido.
Por eso, a los lectores, a los colegas, a los periodistas, al personal ya la dirección del diario La Reforma mi sincero agradecimiento. 
 

Dr. Juan José Penna

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