Hoy, no solo se constituyen en un plebiscito para el gobierno libertario, sino que se ha convertido en la muestra de diferentes escenarios de conflictos políticos donde se ha sacado lo mejor y lo peor de cada sector por lograr que la sociedad o parte de ella desestime al opositor.
A que este factor constituya un eje sobre el cual rotan las campañas, contribuyen los sistemas de comunicación que en su diversidad y nuevas formas tecnológicas se permiten dar tratamientos de cualquier naturaleza y estilo a elogios y criticas por igual.
Streaming, redes sociales, AI, por nombrar algunas de las nuevas incorporaciones al sistema comunicacional, responden a la generación de una nueva manera de poder ver, conocer y opinar sobre el tejido político nacional y/o provincial.
En este desarrollo de estrategias electorales que se han sumado al diario vivir de la ciudadanía, se han producido transformaciones en los modos, las prácticas y las operaciones que se procuran para que el votante del 26 de octubre vea un personaje diferente al que habían construido hasta la fecha.
Esto ha generado una reacción no esperada. Que el presidente libertario-anarcocapitalista Javier Milei cambiara su actitud agresiva, denostadora, eliminara insultos y agravios y se colocara en función del condescendiente, que comprende y procura establecer nexos colaboracionistas con algunos sectores que no son “violetas”, no pareciera haber jugado a su favor, sino por el contrario se lo ve como una teatralización de la realidad.
También es una novedad que el presidente se haya puesto la campaña al hombro y haya salido a generar adhesiones y quienes están en la disputa por llegar en la carrera legislativa nacional, brillan por su ausencia. Todo indica que ese fenómeno del votante de Milei es el que se procura, dejando clara evidencia que ni Santilli ni otros de la lista tienen peso propio.
En el peronismo se plantea la dicotomía propia de una dispersión del votante que tenía tendencias de diversas naturaleza, kirchnerismo, camporismo, cristinismo y peronista de raíz, que hoy buscaron una categorización propia y eso ha generado que existan líneas, sectores que postulan cargos con diferencias nominales pero, todas apuntando -supuestamente- a constituir un bloque “variopinto” con variables ideológicas pero un mismo objetivo.
Este es el motivo por el cual el oficialismo pedía medir datos nacionales y por identificaciones individuales y no por distrito. Es allí donde aparece el estratega tramposo que pretende dar a conocer un resultado triunfante que no se materializará en los hechos, cuando se constituyan las nuevas cámaras legislativas, tanto diputados como senadores.
Esto ya lo resolvió la Cámara Electoral, que hizo lugar a las presentaciones de provincias y determinó que la lectura que se realice de los resultados se haga por distrito, de esta manera se evitan confusiones y manejos poco claros. Con este sistema no deberían registrarse manipulaciones numéricas.
En otro sentido aparecieron los “carpetazos”, con sucesos que se habían guardado esperando para utilizarlos y hoy son motivo de tratamiento periodístico, poniendo de relevancia que no todo es tan transparente como se pretendía creyera la sociedad. En las últimas horas apareció la denuncia contra la diputada Lorena Villaverde, por inhabilidad moral en razón de haber estado incursa en una cuestión de narcotráfico que está siendo tratada en los Estados Unidos.
En otro escenario, aparecen el caso Libra, la vinculación con el narcotráfico y sus dádivas para solventar campañas -caso Espert-, la sorpresiva aparición de Fred Machado -un personaje complejo que amenaza hablar y llevarse medio país puesto-. Las observaciones -no muy prudentes- del presidente Donald Trump, que manifesta que “los argentinos se están muriendo”, por eso los ayuda.
Y como decía algún personaje de la farándula: “¿Querés más?”... dejando entrever que existen más “muertos en el ropero” de muchos, que hoy, se postulan para uno u otro sector. <EM>Realmente elecciones de medio término que parecen las finales y la caída estrepitosa de muchos que se vendían como impolutos y hoy no saben cómo esquivarles a las investigaciones judiciales.
La realidad, a escasos cinco días de revelarse y tener certeza de aquello que piensa la sociedad en su conjunto. Solo hay que tener paciencia y, para muchos, también resignación para aceptar el fallo de las urnas.