Cuatro provincias pusieron sobre el escenario nacional indicadores que abren interrogantes sobre cuáles son los caminos que se generarán electoralmente, y el domingo 18 las legislativas en CABA darán pautas -no certezas- de qué puede ocurrir en octubre.
Las disidencias, enfrentamientos y divergencias que se están produciendo en todos los sectores de la política nacional imponen prudencia en los análisis que se realizan.
Javier Milei, con sus actitudes, marca un claramente que se siente empoderado y que no necesita de nadie para mantener el poder.
Puede ser una estrategia, difícil saber el resultado, dado que el ex presidente y titular del PRO, sigue señalando su disconformidad con las actitudes del presidente libertario.
Se percibe que el sector mileista muestra desorden interno. El “triángulo de hierro” ya no parece tan sólido. El “tenebroso” asesor presidencial, Santiago Caputo, quiere consolidar su poder y para ello pretende debilitar la figura de “El Jefe”, Karina Milei.
Nada indica -por ahora que lo haya logrado. Sigue manteniendo el manejo de “carteras” suculentas y los equipos de “trolls” que le responden son los encargados del desgaste y los “carpetazos”.
Este proceso eleccionario de las cuatro provincias, y CABA la semana próxima, son de carácter local y si bien se les ha pretendido dar trascendencia nacional, todo indica que pueden resultar una referencia, pero de ninguna manera tendencia que se extienda a todo el arco político nacional.
La caída de “Ficha Limpia” puso de manifiesto que las jugadas políticas dejan abiertas muchas puertas que se creían definitivamente cerradas.
Las declaraciones del ex gobernador misionero Rovira, dejaron en una delicada situación al presidente libertario, quien pese a los desmentidos propios y de su entorno, no convenció, por el contrario generó más dudas.
La misma acción -reconocida como un error- realizó Mauricio Macri, quien buscó como “rival político” a Cristina Fernández de Kirchner y la colocó en condiciones de poder pelearle el poder, presuponiendo que la ciudadanía sería el juez que fallaría en contra de la ex presidenta.
El resultado lo conoce el país, y la habilidad de quién se suponía fuera de carrera, la colocó en el escenario más importante de la puja política, jugó y ganó, poniendo su candidato y preservándose en un espacio de poder secundario, pero con el manejo absoluto.
El dirigente Mauricio Macri, que sufrió las consecuencias de su error, ha pretendido que Javier Milei no repita una acción de subestimación que podría resultar perjudicial para el presidente libertario.
La tarea muestra dificultades operativas y las divergencias entre quienes habían convenido elaborar acciones políticas de común acuerdo, parecen estar lejos de concretarse a futuro.
Pero el poder no admite discrepancias. Acordar significa aceptar que hay otros dirigentes que deben sentarse en calidad de interlocutores válidos. No hay lugar para ambiciones personales, no hay lugar para mezquindades, no hay lugar para el ego.
De no comprenderse ni aceptarse como válidos estos aspectos se corre el riesgo que otros se posicionen y jueguen con sus errores, logrando reestablecer un poder que parecía diluido por las circunstancias que rodearon al gobierno anterior, que fracasó y provocó un severo quebranto social.
Javier Milei se muestra poderoso, disruptivo por sobre todo el arco político nacional y si se producen acciones que marcan derrotas generadas por quienes están la vereda opuesta a LLA, él las considera accidentales, sin admitir que señalan un deterioro partidario que debería ser atendido.
Las próximas semanas vienen cargadas, no solo de cuestiones políticas, sino de la instrumentación de una serie de medidas que tendrían desarrollo desde el Ministerio de Regulación y Transformación del Estado, resultando de notable incidencia en las filas del trabajo y los Estados provinciales, las reformas laborales y los nuevos mecanismos que plantean para los índices de coparticipación.
Habrá que esperar las reacciones y ver los resultados. Por de pronto ya se conoce que la CGT elaborará las formas de un nuevo paro general, mientras que gobernadores, preocupados por lo que se teme resulte un nuevo ajuste en sus ingresos, se reúnen para establecer formas de negociación, teniendo en cuenta que ya son varios los mandatarios que han señalado que tendrían problemas para afrontar los aguinaldos, ya no obras -muchas desestimadas ante la falta de recursos-.
En síntesis, un panorama incierto sobre el futuro.



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