MARTES 08 de Octubre de 2024
 
 
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La mala praxis...

Primero aclaremos los alcances de estos dos términos para poder entender por qué es aplicable al desarrollo gubernamental de Javier Milei.

El dicho anglosajón “Malpractice” se ha definido como aquel tratamiento malo, erróneo o negligente que resulta en daño, sufrimiento innecesario, debido a ignorancia, negligencia, impericia, no seguimiento de reglas establecidas. Esto con otras definiciones y aplicaciones que no vienen al tema de la política mal aplicada.

Los errores que viene cometiendo el accionar del presidente libertario, corresponden a un aspecto de la mala praxis, consistente en impericia, inexperiencia, soberbia, egocentrismo, aspectos éstos que reunidos llevan al portador a creer que puede llevarse todo por delante.

Los últimos sucesos que han complicado, empobrecido y debilitado al gobierno que preside Javier Milei, son los seguidos fracasos de quienes, alentados por la euforia triunfalista, no perciben que enfrentan adversarios, algunos de los cuales llevan tiempo en la actividad de la acción política, la denostada casta que viene sobrellevando vendavales desde hace muchos años.

No fueron gratos días estos últimos para Javier Milei: debió echar al interventor de Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) por sospechas de corrupción, sostuvo con lo justo el veto al aumento jubilatorio con alto costo.

La ministra de Seguridad , Patricia Bullrich, quedó enredada en la polémica por una fake new y esto podría costarle la cabeza del Jefe de la Policía Federal. Manejando un suceso que hasta ahora nunca había ocurrido, el Congreso le volteó un Decreto de Necesidad y Urgencia y se sancionó un proyecto opositor que otorga mayor presupuesto a las universidades.

Las caídas no son para sonrisas sobradoras ni procurar excusas que no hacen más que poner en evidencia la enorme fragilidad que tiene la estructura de La Libertad Avanza, fundamentalmente en el Poder Legislativo.

Otra vez, el Presidente deberá poner en marcha un operativo para blindar el inminente veto al financiamiento universitario. Será el segundo en nueve meses de mandato.

El problema para el ejercicio del poder no es el uso de la atribución presidencial, sino el desgaste cuando no se cuenta con el respaldo parlamentario para sostenerlo, es decir, un tercio de los votos.

Hay algunos aspectos que deben ponerse de relieve para diferenciar las potencialidades que en cada caso alcanzaron quienes ejercieron la presidencia de la Argentina, desde el advenimiento a la Democracia en 1983. 

Tal vez, y sin ánimo comparativo, hubo tres que mostraron efectos positivos en la ciudadanía, con otro estilo a lo que es hoy Javier Milei; ellos fueron Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Néstor Kirchner, donde se produce que el Gobierno depende exclusivamente del apoyo de la gente a su figura, con una centralidad excluyente.

Los sucesos que se vienen desencadenando en una clara guerra de poderes, tienen interlocutores que son parte -en el caso del oficialismo- del staff gubernamental, pero donde siempre está presente la ausencia de autenticidad en lo que negocian, dado que está sujeto a la decisión final que ya en varias oportunidades dejó a los acuerdistas colgados del pincel, cuando les retiró el andamio que los sostenía como representantes genuinos del gobierno.

Una suerte de relato bien realizado nos impide creer en la realidad que vivimos y resulta traumático y enfermizo que aumentando considerablemente el número de pobreza e indigencia, destacándose número de niños que hacen una o ninguna comida diaria, quienes tienen la potestad de provocar el cambio sigan insistiendo que ellos marcaron un camino y que no existe otro; más allá del daño colateral que están produciendo.

La Argentina está transitando una de las etapas más difíciles y conflictivas de las últimas décadas. Grietas, divisiones, son parámetros que están midiendo una sociedad en franca decadencia.

A estas circunstancias poco gratas se les agrega que ayer asistimos a un hecho inédito para la política argentina, al concurrir el presidente Javier Milei al Congreso para presentar el proyecto de Presupuesto 2025. Esta decisión tiene mucho de simbolismo. Sobre todo se busca transmitir la importancia que tiene para el Gobierno la continuidad del superávit fiscal, cueste lo que cueste. 

Son las fórmulas que elige el libertario para sentar un nuevo precedente y dejar explícito que hay cambios. Javier Milei protagonizó anoche un hecho inédito para la política argentina, que es remarcar su propósito gubernamental que intentará llevarlo a cabo, lo enfrente quien lo enfrente.

Es un desafío para establecer quién tiene más poder. Una lamentable experiencia que le costará al país el derrumbe de sus columnas económicas y provocará la desintegración social en la medida que el efecto regulatorio y la transformación del Estado se concrete, dejando de lado parte de la sociedad.

El más poderoso no siempre logra la victoria, especialmente si deja de lado que forma parte de un conglomerado social al que debe respetar.
 

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