A lo largo de la semana, una de las principales novedades para el público en general que dio a conocer el Gobierno fue una reducción de los aranceles para productos importados como celulares, televisores y otros bienes durables de consumo masivo, con el fin de reducir sus costos para el mercado interno.
Antes, había sucedido lo mismo con la importación de maquinaria agrícola usada, lo que ha despertado críticas a nivel local.
Ahora, llegó una medida similar para el sector ganadero argentino: el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) aprobó una nueva normativa que permitirá agilizar las importaciones de productos veterinarios, también con el fin de que sean más baratos para los productores locales.
El principal objetivo: reducir el costo de la vacuna contra la fiebre aftosa, que nuevamente está en el ojo de la tormenta porque su precio a nivel local, triplica o hasta cuadruplica el de países vecinos.
Cabe recordar que el año pasado hubo una fuerte polémica al respecto, lo que llevó al Gobierno a aprobar la producción de otros tipos de vacunas, en medio de una disputa entre los laboratorios.
Más productos en Argentina
En concreto, la resolución del Senasa establece un procedimiento de autorización por equivalencia para productos veterinarios registrados y comercializados en una serie de países que cuentan con marcos regulatorios reconocidos internacionalmente.
Según informó la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, la medida alcanza a medicamentos, kits de diagnóstico, vacunas y productos biológicos destinados a uso veterinario.
Para facilitar su ingreso al país, se aceptará la documentación técnica y certificaciones aprobadas por las autoridades sanitarias del país de origen, siempre que se ajusten a los requisitos establecidos por el Senasa.
De acuerdo con Agricultura, actualmente en Argentina esta vacuna cotiza en torno a los 1,20 dólares por dosis (1,36 dólares en diciembre de 2023), mientras que en países limítrofes como Paraguay y Uruguay su valor ronda los 0,37 y 0,50 dólares respectivamente.
Entre los países incluidos en este reconocimiento se encuentran Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Reino Unido, entre otros. Una vez aprobados, los productos recibirán un Certificado de Uso y Comercialización que permitirá su distribución en todo el país.
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