VIERNES 21 de Marzo de 2025
 
 
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La estrategia de Trump no inspira confianza...

Esta reflexión parte del análisis que se desprende de los anuncios que viene realizando el presidente republicano, en aras de lograr reubicar a los EEUU entre los países ejes en el sistema económico-comercial del mundo.

Para el logro de este cometido, además de sus equipos personales con los que siempre ha contado en el desarrollo de su vida empresarial, hoy tiene como “mentor especial” a la figura del hombre más rico del planeta, Elon Musk, asesor que procura convertirse en el eje sobre el cual girará la economía de los americanos y el resto de los países del orbe que requieran conciliar acuerdos comerciales con el sistema empresarial norteamericano.

Conservador-pseudo liberal, que no tiene reparos en transitar por otros pensamientos ideológicos si con ello logra sus objetivos: “Generar la etapa de oro” que ha prometido a lo largo de su campaña.

Para ello ha montado varios escenarios para mantenerse vigente en el mundo actual y convertir un liderazgo que exceda los límites que le marca su propio país.

Hacer valer sus influencias en territorios en guerra, caso Rusia-Ucrania, interceder en las acciones bélicas de Israel y Hamas-palestinos que pretenden emanciparse y dejar de estar bajo el dominio judío, recuperando aquello que consideran les corresponde.

Cerrarle las puertas decididamente a las plantas fabriles que eligieron otros puntos donde los sistemas impositivos los favorecían y encontraban mecanismos competitivos en el resto del primer mundo, hoy lanzado a ganar mercados: llámese China, Rusia, India, Australia, Reino Unido y Unión Europea.

Cada una de las acciones emprendidas tienen un claro y definido objetivo, centralizar en los EEUU el gran poder. Los intereses se entrecruzan en cada ofrecimiento de ayuda, nada es gratis, todo es utilizar el medio para alcanzar el fin.

Petróleo y energía, dos factores primordiales que están jugando un papel principalísimo. Compelir a las empresas internacionales que asentaron sus plantas fabriles fuera del territorio americano, a regresar si pretenden continuar vendiendo sus producciones. De no hacerlo serán aranceladas toda la producción que ingrese o desaparecerá la carga impositiva si resuelven volver a traer sus estructuras a territorio de los EEUU.

Mientras se ejercen estas presiones, hay tendidos puentes negociadores con otras potencias como China, India, Australia, Reino Unido y se manejan parámetros de acuerdos con sectores de la UE, donde los EEUU juega con los intercambios que abren expectativas de crecimiento, si se pueden lograr.

Mientras esto sucede y ya está en marcha, se está procediendo a cumplimentar los requisitos de sacar del territorio a los indocumentados, a quienes aún no han concluido con los trámites de radicación. Cercenar en forma definitiva el ingreso de corrientes migratorias de México, África, países asiáticos, brasileros, uruguayos, paraguayos entre otras etnias. En síntesis, Donald Trump señaló y reitera que los inmigrantes ocupan lugares de trabajo que corresponden al ciudadano americano.

Estas actitudes marcan claramente un objetivo, en donde no hay lugar para los “amigos”, es puro negocio, “money, money” como expresaba cuando le preguntaron sobre si podían existir las excepciones, por caso Argentina.

“No, aclaro, todos le deben a los EEUU, ha llegado el momento en que deben pagar”. Con esta categórica respuesta, por ahora el proyecto de Javier Milei no deja de constituir una buena intención a futuro, pero no realizable en estos momentos.
Mientras las debilidades argentinas van surgiendo y poniendo en evidencia que hay demasiado relato político-ideológico, detrás de una realidad que estaría poniendo en duda las instituciones democráticas del país.

El ejercicio desmedido de un poder absoluto, muy poco acompañado dado que en el ejercicio de quién manda, los que pretenden tener pensamiento propio no sirven y son echados, denigrados mal, sin tener en cuenta que hoy solo pareciera tener solidez el “triángulo de hierro”. El resto es importante y lo mejor de “historia” como le gusta decir al presidente, hasta que se cansa y son inútiles, no saben ni sumar, son econochantas y ahí los echa.

En este marco de ausencia de certezas, Milei se apresta a viajar a los EEUU para reunirse con “su amigo” Donald Trump y Elon Musk y firmar un “Tratado de Libre Comercio”, con el país del norte. 

En realidad, si las pretensiones del presidente republicano, son parte del plan de expansión y poder que le ha vendido Elon Musk, el libertario-anarcocapitalista Javier Milei se apresta a entrega mansamente a una potencia, que se servirá de un país emergente que tiene riquezas naturales que le interesan al primer mundo.

La poca confianza que despierta Trump y la demasiada ambición del presidente argentino de ser un líder a costa de un país de 46 millones de habitantes, nos marca un camino que plantea enormes dificultades a futuro.

Nada para confiar y mucho para perder.
 

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