MIÉRCOLES 01 de Mayo de 2024
 
 
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La Diplomacia en crisis

Si algo ha caracterizado al presidente anarcocapitalista Javier Milei, es que está dentro de sus genes buscar con quién pelearse. En algunas circunstancias se pudo llegar a suponer que era parte de un rol político-estratégico que le servía de pantalla ante la convulsión social, en otras no.

Tal vez dentro de su estructura mental existan esas connotaciones, pero la realidad indica que necesita confrontar, no importa con quién, lo importante es tener siempre adversarios en el escenario.

Según expresa Bernardo Stamateas, doctor en Psicología, se puede caracterizar a la persona que siempre procura tener alguien con quién enfrentarse, como un “peleador compulsivo”; agregando: “Quienes tienen esta conducta no están riñendo con nosotros, sino con ellos mismos; es necesario mirar hacia adentro y hacer las paces”. Esto lo manifiesta un profesional formado en la materia, pero nada dice de la ausencia de culpa en las diferentes reacciones que va sosteniendo en el tiempo.

Sostiene Stamateas que: “Discuten con cualquiera, a cualquier hora y en cualquier lugar. No importa si se trata de un familiar, un amigo, un compañero de trabajo o estudio, o un desconocido”. Una serie de situaciones que tienen enorme semejanza con una de las características que sobresalen en el primer mandatario argentino.

Inclusive, en diversas entrevistas periodísticas, cuando le señalan su predisposición a confrontar, ha sostenido: “Si me buscan no esperen que me calle. Yo salgo a contestar, yo los enfrento”.

Estas formas, poco tradicionales, y mucho menos en la política, que según Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck y Churchill se refirieron a la política como “el arte de lo posible”, definición que no cuadra para el pensamiento mileiano, son las que materializa el accionar del presidente.

Sabido es que Javier Milei no consensúa, no negocia, ni acuerda. Solo toma como sugerencias lo que le parece adecuado a sus proyectos, pero no asegura que los incorpore. Raro, pero es así el comportamiento que hasta ahora ha tenido el fundador de La Libertad Avanza.

Los frentes abiertos en Argentina son numerosos. Muchos, “nubes de humo” que provocaban se les prestara atención, pero que cumplían un efecto distractivo, alejando la mirada ciudadana de los efectos graves del ajuste, cierres de cooperativas, los aproximadamente 70 mil despedidos tarea que se realizará en tandas, habiéndose producido ya los primeros 15 mil empleados que perdieron su trabajo y otras contingencias emergentes de las decisiones presidenciales y el ajuste proveniente del área económica.

Hacen fila los enfrentados: científicos, gremios, la CGT, empresas del Estado a las que se pretende eliminar y el número aumenta en la medida que la planificación del ajuste se lleva a cabo.

Y, ahora, la cuestión ha tomado rango internacional, alcanzando ribetes pocas veces vistos a niveles diplomáticos. El presidente argentino Javier Milei no tuvo reparos en violentar al presidente colombiano Gustavo Petro, acusándolo de “asesino terrorista”, generándose una fractura diplomática que determinó que el embajador de Colombia en Argentina se fuera del país y que el presidente Petro expulsara de Colombia al embajador argentino.

Pero no fue el único, la verborragia de Milei lo llevó a manifestarse contra el presidente mexicano López Obrador de quien dijo “es un ignorante”. Naturalmente la reacción no se hizo esperar y se prevén remezones a nivel cancillería, planteándose una reacción negativa de EEUU, que consideró inadecuada la afirmación del presidente argentino. Se mantienen diferencias con Brasil.

Y la “frutilla del postre” sería el enfrentamiento con Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, por haber sido la embajada argentina la elegida por refugiados dirigentes opositores, disidentes a la dictadura chavista.

Esta situación determinó que Maduro hiciera cortar el suministro eléctrico y el agua al edificio de la embajada y comenzara una escalada diplomática para que Argentina rechazara el pedido de asilo político, suceso negado por Milei, sosteniendo que defenderá a la embajada de cualquier intento de las fuerzas venezolanas que responden a Maduro. Para ello, anunció el titular del PE argentino que enviaría tropas de gendarmería para que custodien el edificio, previendo algún ataque.

Si algo debiéramos preservar en el marco de respeto, consideración y la imagen como Nación Democrática, es la relación internacional que emana de una acertada conducción de la cancillería.

Las actitudes, que tanto el presidente de la Nación, Javier Milei, como Diana Elena Mondino, Ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina esgrimen, no se han mostrado atadas a las sutilezas que surgen del ámbito de la diplomacia y vulneran principios elementales que todos los países del mundo respetan.

Nada es gratis y es evidente que romper con China -una actitud de la canciller- conspira con una de las principales potencias mundiales con la que tenemos relaciones comerciales muy importantes. Generar un rompimiento por cuestiones ideológicas o gestos inapropiados de un autoritarismo impropio, puede causarnos un aislamiento peligroso que deberá ser evaluado en profundidad, en los dos restantes poderes de la Argentina, el Legislativo y el Judicial.

La Democracia es un sola, sostenida por el “trípode” de los poderes que le dan consistencia. Si uno actúa desacertadamente, el riesgo lo están corriendo 47 millones de personas.

Vale la pena pensarlo.

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