Subrayó que el Gobierno que encabeza Javier Milei logró evitar, en el Congreso, el impacto fiscal del aumento jubilatorio impulsado por la oposición, aunque alertó por la desaceleración del crédito y el enfriamiento de la actividad.
El informe publicado el último viernes detalló que la actividad económica en junio fue apenas 0,5% superior al promedio del último trimestre del año anterior, pero 0,6% inferior al nivel de diciembre y 0,5% por debajo del máximo postpandemia de 2022. Además, quedó 0,8% por debajo del récord de noviembre de 2017, registrado antes del fuerte freno en los flujos de capital.
En el plano financiero, la incertidumbre ante las elecciones de medio término y condiciones monetarias más estrictas actuarán como un freno sobre la actividad económica en la segunda mitad del año.
Por ese motivo, JP Morgan ajustó su expectativa de crecimiento e indicó: “Recortamos nuestra proyección de crecimiento anual del PBI a 4,7% interanual”, desde el 5,3% que figuraban en los informes previos. Para el tercer trimestre de 2025, proyectó una contracción del 0,8%, con una expansión trimestral promedio del 1,5% anualizado en el segundo semestre.
El informe remarcó que la actividad se desaceleró hacia finales del segundo trimestre: corregida por estacionalidad, retrocedió 0,7% mensual en junio, luego de una caída del 0,2% en mayo. A pesar de estos retrocesos consecutivos, el crecimiento trimestral resultó marginalmente positivo (0,3%), muy por debajo del 3,7% anualizado observado en el primer trimestre.
Según el estudio, el superávit fiscal primario acumulado en julio alcanzó 1,1% del PBI y el resultado de caja neta fue de 0,3%. La proyección de JP Morgan es que el superávit primario anual llegue a 1,7% del PBI y el resultado total a 0,4% del PBI en 2025.
Respecto al gasto, el informe precisó que cayó 1,3% interanual en julio en valores reales, aunque en términos desestacionalizados aumentó 5,5% mensual tras dos meses a la baja.
Sobre las necesidades de financiamiento, el banco de inversión calculó que los vencimientos de deuda en pesos entre agosto y diciembre representan el 11,5% del PBI, de los cuales el 4,6% corresponde al sector privado. El programa financiero cerraría el año con un 80% de roll-over de deuda en pesos, bajando a 50% para el sector privado, considerando un 100% en el sector público.
El informe destacó que este nivel de refinanciación resulta posible, aunque tasas inferiores al 100% requerirán tasas reales elevadas positivas y altos encajes para absorber el exceso de liquidez.
Por último, el banco advirtió que el impacto de las tasas reales altas sobre las cuentas fiscales es bajo a corto plazo, pero la normalización de las condiciones de mercado será esencial para asegurar la estabilidad fiscal y monetaria en el mediano plazo.
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