JUEVES 02 de Mayo de 2024
 
 
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Javier Milei y su “Caballo de Troya”

Se podrán elaborar diferentes figuras alrededor del presidente Javier Milei, todas y cada una en particular giran alrededor de un personaje multifacético que pasó de gritar, denostar, agraviar, a presentarse sereno, con carácter de “maestro ciruela”, sabiendo más que todos y no admitiendo opiniones que formulen posicionamientos en contrario, pero la realidad indica que nadie lo conoce en profundidad, salvo “El Jefe”.

Un detalle que no ha pasado totalmente desapercibido, pero que marca una característica que está perfectamente definida en el campo de la psicología, señala que hace un tiempo, cuando aparece en las sesiones periodísticas de su preferencia, lo hace en un cuadro de penumbras que tiene varias lecturas y connotaciones.

Estas consideraciones que tienen sólo un valor descriptivo, ponen de relieve que hace, dice, ejecuta, admoniza, dentro de una clara planificación que siempre está muy alejada de la inmediatez y que no es obra de un arrebato emocional.

La realidad nos plantea que Milei, nunca pensó que podría llegar a erigirse en el presidente de los argentinos. Es evidente que la ausencia de una estructura propia, ratifica esta opinión. Nadie que se prepara para gobernar pretende realizarlo en soledad o, como en este caso, acompañado por “El Jefe” Karina Milei, su hermana, y Santiago Caputo, el alumno del consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba.

El haber logrado interpretar a un importante segmento de la sociedad que estaba profundamente desorientado y clamaba por un cambio que les permitiera tranquilidad y futuro, fue el espaldarazo que lo llevó, respaldado por un acuerdo incondicional de opositores dialoguistas, a ocupar la primera magistratura del país.

Desde ese momento en adelante, Javier Milei se sintió omnipotente, había logrado poner su “Caballo de Troya”, en el escenario principal de la Argentina, y como refleja la historia contada en los relatos “homéricos”, se sintió tremendamente poderoso y en condiciones de prevalecer en todo lo que en su mente anarcocapitalista había construido.

Muchos pensaron que lo anunciado, que implicaba una transformación que castigaría a la sociedad en su conjunto, se morigeraría y tendría un horizonte liberal, pero aplicando una instrumentación consensuada, con acuerdos que, sin torcer ni modificar el fin, los medios para alcanzarlos serían diferentes

Hay que reconocer que, si bien algunos tenían dudas hasta dónde llegaría el libertario, otros aceptaron las reglas del juego. Era la necesidad de un principio riguroso para alcanzar el cambio prometido. Ni unos ni otros acertaron. El “dúo” Javier-Karina, pusieron al país a interpretar las canciones tal como ellos pretenden y el que no lo haga “FUERA”, como le gusta expresar al presidente.

Y el país, desde el pasado 10 de diciembre, transita por un camino en “pendiente” y van cayendo estructuras que durante más de 40 años fueron columnas que sostuvieron la Democracia, lograda tras años de oscuridad, pobreza y muerte.

Que la mayoría estaba deseosa de darle un corte a las desigualdades que se mostraban, es un hecho innegable. Parte de la ciudadanía pretendía terminar con el poder político que buscaba en la prebenda someter y manejar a su antojo a varias generaciones que, en la pobreza y la indigencia, perdieron la cultura del trabajo, y fueron presa fácil de los que disponían de recursos para dominarlos.

Pero nadie, o muy pocos, entendieron a Javier Milei. Cuando habló de “motosierra” y agregó después “licuadora” no eran elucubraciones de una noche de mal sueño. Estaban en su cabeza, como creemos que existe la certeza, en su mente, que se está transformando en la imagen del “Nerón” sudamericano. Un pensamiento que está más allá de ejercer el poder en Argentina, es la pretensión de ser la nueva expresión de esta parte del mundo.

Muchas de estas razones -además de las ideológicas- sustentan su abierta confrontación con varios presidentes latinoamericanos, aspecto que indica que está procurando generar un nuevo líder al que respondan, basados en el principio de libertad y anarcocapitalismo.

Algunos analistas sostienen que Javier Milei no responde a ningún patrón conocido, en la política. Es lo contrario y transita hacia diferentes objetivos que no sólo están cifrados en formularlos en Argentina. Los alcances están en el marco del pensamiento “estadista” extremo, con pensamiento definido hacia un fin al que pretende llegar “cueste lo que cueste” y “caiga quién caiga”.

Los resultados habrá que esperarlos. Muchos frentes abiertos para sortear y dificultades a futuro que podrían ser insalvables para Javier Milei. En razón de ello es que ya se elaboran, dentro del liberalismo, otras alternativas. Pero esto será objeto de un próximo comentario.
 

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