SÁBADO 20 de Abril de 2024
 
 
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Hecha la ley, hecha la trampa

Siempre que alguien promovió fórmulas legales, basadas en normas jurídicas que le otorguen sustento y validez, aparecen los que leen el “otro lado de la biblioteca” y generan los mecanismos para invalidar lo -supuestamente- correcto y planificar otras opciones.

Este fenómeno que no es novedoso, es de aplicación cotidiana en torno a un convulsionado escenario sociopolítico, que no encuentra los elementos que requiere procurar soluciones a los reclamos de los grupos sociales, que mantienen su postura, ante un desconcertado Estado nacional que no atina a ponerles freno.

Tampoco se trata de apelar a las herramientas que permite la democracia, cuando alguien procura con su accionar alterar el normal desenvolvimiento de la sociedad. 

Ellos reclaman, porque alguien les prometió y en algún momento les alcanzaba. Hoy, en un ámbito sacudido por los efectos de un índice inflacionario que presiona sobre los precios en forma brutal, todos los recursos que se destinaban, quedaron desactualizados.

De ninguna manera sostenemos que hay que seguir alimentando desmesuradamente a quienes se han convertido en sus voceros. Ellos son los que ahora alientan a las marchas, acampes, cortes y otros mecanismos de presión, porque se les achican sus “ingresos”.

Las medidas de la actual Ministra de Desarrollo Victoria Tolosa Paz, con la cual no coincidimos en muchos aspectos, debemos reconocer que está mostrando firmeza ante una imposición que se supone de características mafiosas, porque con los controles, a muchos se les acaban los ‘beneficios’.

La mencionada funcionaria endurece su discurso, haciendo mención a que: “Arengan a la gente para que no vuelva al colegio”. Además agrega: “en vez de generar un acampe, hagan una larga fila y procederemos a validar a los que les corresponden los planes”. 

La certeza, que existen millonarios desvíos de fondos, de los cuales suculentas cifras van a los bolsillos de los “Belliboni, Pérsico, Saravia”, entre otros, ha sacado a la luz, una situación que gran parte de la sociedad argentina, esta mencionando desde hace varios años.

El clima social se enrarece y no se perciben indicios de posibles acuerdos. Por el contrario todo estaría señalando que los “pseudos-dirigentes” sociales no se resignan a perder la “peguita” que mensualmente les llega, sin dedicarle ni una hora a trabajar para el país.

Todos los indicadores señalan que la situación económica de Argentina retrocede y está sobre el borde del abismo que pudiera producirse -tras las alternativas de las elecciones nacionales- una hiperinflación que provoque un estallido social, cuyas consecuencias son muy difíciles de mensurar.

Los dirigentes sociales hicieron un impasse, que podría ser para tomar envión y que los días de la próxima semana resulten realmente caóticos, con alternativas que no se han dado a conocer, pero que se suponen forman parte de las estrategias que tienen elaboradas para poner en práctica, ante la negativa oficial de hacer lugar a los reclamos.

La situación no ha mejorado, por el contrario, los recientes indicadores suministrados por el Indec están señalando que retrocedemos. El monto de la canasta básica asciende a cifras que están resultando inalcanzables para la mayoría de los sectores empresarios del país.

Las paritarias ya han iniciado los procesos negociadores, pero -hasta la fecha- ninguna ha respondido positivamente a los reclamos de recomposición salarial que pretenden los representantes de la clase trabajadora.

Alguien muy vinculado a estas cuestiones y especialista en materia de negociaciones de esta naturaleza, nos indicaba que, los sectores se encuentran en una disyuntiva extremadamente difícil de resolver. 

De acordar una situación beneficiosa para un sector, podría resultar para muchos ámbitos del trabajo, de “retracción” y colocarlos en una encrucijada de la que difícilmente podrán salir airosos.

La dirigencia gremial -no sin razones, aclaro- presionada por los trabajadores quiere lograr a cualquier precio alcanzar la cifra que supere -mínimo- la canasta, pero -agrego, esto es mi pensamiento- si tiran demasiado de la cuerda, podría darse la extinción de la empresa o empresas, que no puedan afrontar lo convenido.

Ahora está establecida la confrontación argumental y en algunos casos se está llevando a las medidas de fuerza, como acto de presión para lograr los objetivos propuestos. 

El resultado, en una situación de profundo quebranto económico, con un extremadamente alto índice inflacionario. Bordeando el precipicio, las soluciones deben ser consensuadas. Todos tienen razones valederas, habrá procurar que el fiel de la balanza no se incline desmesuradamente para un solo lado y la debacle sea imparable.
 

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