VIERNES 21 de Marzo de 2025
 
 
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Gestos de sumisión...

Lo habíamos advertido en entregas anteriores, los gestos y demostraciones que realizaba el presidente argentino Javier Milei, ante el líder republicano Donald Trump, inclusive ante Elon Musk, mostraban claramente una entrega que llevaba implícita la voluntad de toda la Argentina. Poder que nadie le confirió.

Mostrarse amigable, sentir simpatías mutuas son parte del tratamiento humano, también las tienen los animales, bajo distintas facetas pero evidencian sus preferencias, aunque si nos fijamos con detenimiento tienen comportamientos de “manada” y “tribales” donde el que manda es el que tiene el poder, los otros obedecen.

En el caso que hoy intentamos analizar, se muestra claramente que el presidente libertario Javier Milei se ha entregado abiertamente a la voluntad de un poderoso del primer mundo y a uno de sus adláteres, considerado una eminencia-tecnológica, además de ser el más rico del orbe, según las estadísticas de la revista especializada Forbes.

Las sonrisas, las palmaditas, los saltos de “saltimbanqui” que pretenden señalar lo contento que están. Gestos teatralizados para los espectadores ocasionales del encuentro y el regalo de una “motosierra” no nos convierte en “socios” de los EEUU. Solo es un escenario propicio para el espectáculo.

Pero la realidad es otra y señala un gesto de sumisión absoluta al pensamiento y accionar del líder republicano.

Tal como se define: “Sumisión se refiere a la actitud que toman los individuos que se someten a la autoridad o voluntad de otras personas sin hacer cuestionamientos. Las personas sumisas toman una postura de subordinación y acatan todas las órdenes que les dan sin hacer reproches o quejas”. Estos son los gestos y actitudes que está mostrando el presidente argentino.

Marcó en un momento una línea de pensamiento universalizada en lo que respecta a la guerra, por caso la situación de beligerancia que mantiene Rusia con Ucrania, al invadir el país y mantener una guerra que prácticamente está destruyendo a su oponente. Quienes en realidad más frágiles y si bien oponiendo a costa de muchas vidas un nacionalismo a ultranza, los ucranianos buscan, denodadamente, que organismos internacionales intervengan para detener al invasor ruso.

Allí Milei eligió ponerse a la par del pueblo ucraniano y lo manifestó en las entrevistas personales que ha mantenido con el presidente Volodímir Oleksándrovich Zelenski. Todo indicaba que había asumido un posicionamiento internacional, que sostuvo en cada oportunidad que las reuniones que ha tenido -en distintos foros- se lo permitieron.

Pero bastó que el “amigo” americano, se expresara despectivamente sobre el presidente de Ucrania, acusándolo de dictador, entre otras cosas, para que el “sumiso” empleado de Trump, ordenara votar en la ONU contra Ucrania y a favor de Rusia. Cuando la propuesta mundial era que se diera por finalizada la guerra y naturalmente, para ello, quien tiene que deponer su actitud bélica es Vladimir Putin.

En verdad, desconcertante, rayando en el ridículo y lo más gravoso es que toma estado internacional y vamos mostrando la hilacha de constituirnos en un país “satélite” y que pareciera haber comenzado a ser manejado por una potencia poderosa que esencialmente está procurando alcanzar, nuevamente, el poderío que siempre se le adjudicó.

Es evidente que mientras procura, el presidente argentino, convertirse en un exponente del liberalismo mundial, incorporándose al listado de los líderes que profesan esa ideología, más allá del sesgo libertario-anarcocapitalista que dice sostener, ridiculiza al país en una muestra de servidumbre que pocos argentinos deben compartir.

Observemos el escenario actual de Argentina y los progresos internacionales. Contabilicemos los logros obtenidos en los costosos periplos que realiza junto a su hermana Karina, al titular de economía Luis Caputo, al asesor “estrellado” Santiago Caputo y algún otro que siempre aparece, el resultado, por ahora, es “la nada misma”.

Quedó Caputo, el economista, para ver si puede resolver algo, porque no trajeron ningún acuerdo concretado. Sonrisas, palmaditas en la espalda. Histrionismo “motosierrero” pero efectivo, que resolviera nuestro problema económico-financiero, por ahora nada.

Solo es factible escuchar, sentir y padecer el proceso de regulación y reformulación del Estado que está llevando a cabo, con la firma del presidente, Federico Sturzenegger.

Y ya que estamos en el tema, adelantemos que la Justicia, a pedido de interesados en que no se produzca el desguace imprudente y no discutido con los poderes del gobierno, puso un freno y aceptó una cautelar, que por ahora es poner sobre la mesa la necesidad de respetar la Constitución que sabiamente reparte responsabilidades entre los tres poderes del Estado.

Veremos cuánto resiste imponer sensatez y racionalidad.

Hoy estamos en “paños menores”, a favor de los EEUU, nuestro “mandamás”. Contrariando posiciones que marcaron un lineamiento internacional, con el cual se podrá o no coincidir, pero estaba dentro del marco de sus atribuciones. Pero hoy borramos con el codo aquello que escribimos y sostuvimos con el puño de la libertad en alto: la libertad y paz de los pueblos del mundo.

Esas idas y venidas, suponemos en el plano internacional serán dificultades diplomáticas y comerciales a futuro. La realidad de inadecuadas decisiones se imponen.

Habrá que esperar, aunque es difícil que “gratis”, que Trump y Musk nos den una mano.

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