La ley de Etiquetado Frontal fue reglamentada el 23 de marzo de 2022. A más de un año de esto, y a pesar de que las góndolas todavía tienen productos que deberían tener los sellos pero no los tienen, “los consumidores pueden identificar de una manera más clara, qué es lo que contiene el alimento que van a comprar”, expresó la licenciada en nutrición, Camila Liberal.
La reglamentación de la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable estableció que las empresas debían aplicar el etiquetado el 20 de agosto de 2022 y las pymes, el 20 de febrero de 2023.
Sin embargo, el Decreto 151/2022 dejó un margen de prórrogas a la cual varias empresas adhirieron: las grandes compañías el 16 de febrero de 2023 y las pymes, el 19 de agosto de 2023. De esta forma, gran parte de las pymes todavía no están obligadas a aplicar el etiquetado.
La licenciada en nutrición Camila Liberal dialogó con La Reforma y manifestó que “de alguna manera el poder contar con estos logos hace que de a poco estén empezando a cambiar algunos hábitos, el impacto es sumamente positivo, ya que lo más importante a mi criterio es el derecho de los consumidores de poder identificar de una manera más clara, qué es lo que contiene el alimento que van a comprar”.
Agregó que el poder visualizar estas etiquetas al frente de un producto, genera que “la información llegue de otra manera, a veces resulta impactante o llamativo que un producto tenga, por ejemplo, cuatro logos advirtiendo que contiene sodio, azúcar, exceso de grasas, de calorías, entre otros”.
“Saber que ese alimento no es saludable, nos sirve para balancear nuestra dieta; hay productos que uno creía que eran saludables, sobre todo por el color verde de los empaquetados, precisamente también en el caso de alimentos que son destinados a la población infantil, que se presentaban con imágenes de algún personaje que a los chicos les gustaba; y de golpe nos encontramos con estas advertencias, no significa que dejemos de consumirlo, pero no todos los días ir viendo posibilidades de reemplazarlo por otro”, sostuvo Liberal.
En relación a esto precisó que “no sabemos realmente si va a bajar el consumo de alimentos ultraprocesados, pero hoy en día tenemos estos logos que nos informan, después está en cada uno como conducirse”.
La profesional de la salud indicó que una gran cantidad de los pacientes que concurren a su consulta “han manifestado inquietudes a la hora de comprar un alimento justamente por la presencia de los logos, a muchos les impacta ver ahora esa información en un producto que consumen todos los días, como puede ser un queso untable; la cuestión del sodio es un tema importante ya que antes no podíamos registralo de manera tan clara y ahora nos damos cuenta que productos que pensábamos que no lo tenían, realmente lo suman entre sus ingredientes y esto empieza a preocupar de alguna manera, sobre todo a personas hipertensas”.
Reflejó que con el azúcar sucede lo mismo, incluso con edulcorantes, que además llevan una advertencia más que indica que su uso no está aconsejado en niños y niñas.
“Con la implementación de esta ley le estamos dando al consumidor información, de una manera rápida, de lo que va a comprar, facilidad y accesibilidad; es un gran paso a nivel nutricional”, puntualizó.
Productos ultraprocesados
Los ultraprocesados son productos, no alimentos; es decir, son preparaciones industriales comestibles que están elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Suelen tener listas interminables de ingredientes y entre ellos se encuentran materias primas refinadas: azúcares, harinas, grasas, sal, aditivos, edulcorantes, colorantes, emulsiones, potenciadores del sabor, etc.
En ejemplos, son las pizzas, hamburguesas y otros platos de comida rápida, pero también lo son otros muchos que encuentras en cualquier supermercado: gaseosas y otras bebidas azucaradas o edulcoradas, cereales refinados, papas fritas y otros snacks, golosinas, bollería, postres, lácteos azucarados o edulcorados, carnes procesadas, embutidos, galletitas, platos precocinados, barritas energéticas o dietéticas, etc.. Están diseñados y fabricados para promover su consumo elevado.
“El consumo excesivo de estos productos, el consumo diario sobre todo, genera obesidad y sobrepeso, lo cual puede llevar a registrar algún tipo de diabetes, también hipertensión y varios problemas más; hoy cada vez vemos más niños que ya sufren de estas patologías y a eso le sumamos problemas a nivel gastrointestinal justamente por consumir estos productos en cantidad, y por el contrario, el bajo consumo que hay de frutas, verduras, agua, legumbres, cereales integrales, entre otros”, completó.





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