VIERNES 20 de Junio de 2025
 
 
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Era jugando...

Uno termina por tomar en “solfa” los entretelones políticos, que pretenden mostrarle a la sociedad que tienen dignidad y que saben decir que “no” cuando corresponde, más allá de los intereses personales o partidarios.

Recientemente, ante las alternativas emergentes de las elecciones de CABA, fuimos testigos del “aparente” enconado enfrentamiento que protagonizaron el presidente Javier Milei y el ex presidente y presidente del PRO, Mauricio Macri.

Se dijeron cosas, algunas poco elegantes y más de la calle que de una sana diferencia en lo político y parecía que se habían roto todos los caminos que podían conducir a sentarse a una mesa y nuevamente “milanesas” por medio, convenir acciones a futuro.

Sin lugar a dudas fue un juego para la “tribuna”, donde uno marcaba más, según su característica del enojo, y el otro tipo “abuelo” procuraba sonreír y morigerar todo, con algunas ironías que solo él interpretaba.

Conocidos los resultados y analizados fríamente se puede arribar a simples conclusiones. Una de ellas, tal vez la que más importe: la gente votó lo que quería, más allá de los colores y personas que se ubicaban detrás de las postulaciones. Los que no compartían nada, directamente no fueron a votar.

Sonaba ridículo que algunos se subieran al carro de la victoria y se sintieran ganadores, cuando la realidad indica que solos, apartados de un núcleo que centraliza la intencionalidad del voto, no son absolutamente nada.

La realidad es otra. Está claramente demostrado que La Libertad Avanza es Javier Milei, puede o no gustar sus formas, enojarte las acciones que ejecuta su equipo centrado en Desregulación y Reordenamiento del Estado, pero cuando llega al momento de definir, se descarta aquello que ofrece opciones que ya fueron motivo de rechazo hace año y medio, cuando parte de la ciudadanía, decidió probar otra alternativa y se dan los resultados que vemos.

En algún momento pareció que Mauricio Macri, enojado por los desplantes, el uso personal que hicieron de sus posibles influencias partidarias en el marco del PRO, reuniría a su gente y buscaría no una oposición cerrada, sino un camino de coincidencias donde no tuvieran que entregarse voluntariamente a ser aquello que pretende el disruptivo, denostador serial, que hace uso irrestricto del poder que le confirieron cuando lo eligieron presidente argentino. Pero nada de eso ocurrió.

Terminó la elección y quien pretendía constituirse en un marco opositor condescendiente, tras perder por “paliza”, dejó a su gente y se fue a España, y desde las tierras de Colón no encontró mejor manera que seguir en “cartelera” y procedió a felicitar al presidente Milei y poco menos que pedirle perdón.

Su gente, esa que puso la cara por él y afrontó la derrota con dignidad, más allá de seguir sosteniendo que seguirían apoyando todos los proyectos que sostenga el partido libertario, aclarando que manteniendo su identidad, quedaron “agarrados del pincel” en los más alto del andamio político.

Y tal es así que Javier Milei y los componentes del “triángulo de hierro” sostienen que “Todos son bienvenidos”, pero aclararon que deben “pintarse de violeta”. En pocas palabras, dejarán de tener identidad propia y pasarán a constituir una línea interna de La Libertad Avanza.

Todo este manejo señala que los episodios vividos fueron una suerte de “engañifa”, que muchos creyeron, alentados por las prédicas y el “verso” de un sector del periodismo que está haciendo permanente campaña, en el marco de su actividad diaria en radio, canales de televisión, streaming y redes sociales.

Ese desparramo de “amarillos” generó que aparecieran los “ambulancieros” buscando los “heridos” que quedaron en el medio de un fuego cruzado, que en realidad fue una “mentirilla” que los dejó desubicados, tal el caso de Ritondo, Santilli, la misma Lospennato, entre otros que vieron una oportunidad de posicionarse.

Una de las “ambulancias” pertenece a la vicepresidenta y titular del Senado de la Nación, Victoria Villarruel, que ya procura hacerse de los senadores amarillos y pasarlos para su grupo, para desde allí generar presión al sector ultra-aliancista.

Juegos y más juegos con un “titiritero” que -les guste o no- es el que mueve los hilos, respaldado por estrategias conjugadas en el marco del “triángulo de hierro”, al que únicamente Guillermo Francos ha entendido y sabe cómo manejarlo.

En las últimas apariciones de los “agrandados” funcionarios mileistas, se han visto reflejados gestos de poder retando a quienes se animan a manifestar o preguntar cosas molestas que plantearían que están diciendo: “Has lo que digo no lo que hago”. Por caso el titular de economía, Luis “Toto” Caputo, que procuró salir del aprieto colocado por la pregunta periodística del destino de sus dólares en Europa.

La respuesta fue un reto, tratar de mal educado al hombre de prensa y dar una explicación que no conforma, por lo rebuscada y la forma de eludir el tema central del interrogante planteado.

Todo es un juego, por momentos perverso, donde quienes se sienten poderosos ganadores pretenden que todos se hinquen y rindan pleitesía aceptando todo, aún aquello que no tiene la suficiente claridad.

Por ahora el apriete y afloje da los resultados esperados. Pero debe considerarse que nada es eterno, solo basta observar el pasado histórico-político.

El árbol no debería tapar el bosque...

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