LUNES 17 de Noviembre de 2025
 
 
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Entre la verdad y la mentira...

Dos efectos que se materializan cuando quienes manejan estos dos aspectos de la relación humana apelan a estos recursos para el logro de sus objetivos.

No interesan demasiado las consecuencias, dado que cuando utilizan estos mecanismos para convencer a -en este caso a la ciudadanía- saben que lo planeado puede ser exitoso o un rotundo fracaso.
En ambas circunstancias elaboran estrategias justificantes. Si las cosas salen bien, aunque sea por un período corto, se desinflama el tejido social y les permite rearmarse con otras opciones.
Si por el contrario se frustra el intento por recuperar imagen, lograr consensos o mejorar la impresión de, en este caso, el electorado, que se muestra muy desilusionado, apelan a otros recursos, no siempre transparentes, pero que puedan resultar convincentes.
Estos son los dos andariveles por los que está transitando la sociedad argentina. Es una sintomatología muy particular, dado que hay sectores muy “fanatizados”, en todos los sectores, en este caso del oficialismo, que no importan daños, no admiten argumentaciones sólidas que demuestran errores, y siguen pensando que está todo correcto.
Por el otro andarivel, transitan los que dudan, aquellos muy opositores y los que no opinan nada. Estos tienen en común que se sienten arrastrados por los efectos de un exitismo que no se percibe nada más que en las expresiones de quienes ocultan que están a flote porque alguien aprovecha el quebranto para tirarles el salvavidas.
La realidad indicaba que Argentina estaba deslizándose por la pendiente hacia el abismo y nada de aquello que estaban intentando realizar detenía la caída.
Y surgieron las estrategias de consumar un “negocio” con uno de los países más poderosos del mundo, los Estados Unidos, quien comandado por el presidente republicano Donald Trump, está desarrollando la etapa de reestablecer el gran poderío norteamericano ante la sombra que proyecta el poder asiático en la estructura montada por China.
Las cosas parecieron cambiar y a través de diferentes formas promocionales -radio, televisión, streaming- funcionarios que hablan de las maravillas que nos tocará vivir en el futuro ahora que somos “socios” de EEUU de la mano de Trump, nos “venden” una realidad mentirosa.
En forma simultánea aparecieron quienes reflexionaban sobre los acuerdos logrados, que evitaron el “tsunami”, y los que podrían materializarse en el encuentro entre los presidentes Donald Trump, dueño de casa, y el argentino libertario Javier Milei, visitante que fue a poner al país a disposición de acuerdos y negociaciones que -por ahora- no han sido compartidos por el Poder Legislativo, a efectos de analizar en qué medida podría resultar una actitud entreguista.
Opinar sobre las confidencialidades que no trascienden es una acción aventurada que naturalmente puede llevar al error. Pero resulta esclarecedor tener opiniones que ven en estas acciones una superficialidad que no condice con la verdad de los hechos que se consuman.
Según una publicación del portal “La Política Online”: “El poderoso banco de inversión británico Barclays hizo circular un duro informe para advertir a sus inversores sobre un revés post elecciones”. Agregan en ese informe consignado que: “El ‘efecto Bessent’ podría ser un ‘truco de campaña’”.
A lo largo del documento, el prestigioso banco de inversión Barclays envió a sus clientes detalles que sugieren tomar con pinzas la supuesta recuperación argentina. Agregan en parte del “paper” conocido que: “Si el resultado electoral no acompaña a Milei”, explica que el swap de 20 mil millones de dólares que anunció el Tesoro es “una línea marco para manejo de liquidez y anclaje de expectativas, no caja libre: su uso está reglado y escalonado en el tiempo”.
Una verdad que ya había trascendido y rápidamente salió por medios afines procurar disimular y/o morigerar los efectos que pudieran producirse de darse estas alternativas que existen, atento a las dificultades que se perciben llega esta consulta eleccionaria.
Su desarrollo preelectoral ha superado la más volátil imaginación popular, llegando al extremo de mezclar todo en un barro que está salpicando a los más altos niveles del poder. Estos efectos se observaron en el gran mercado y se creó un clima de enorme inestabilidad, con alternativas que ponen en duda cualquier encuesta previa donde se consignaban posibles resultados.
Se cruzaron los que afirmaban y los que desmentían en una misma bolsa, y aquellos que solo son observadores, pero en definitiva serán “víctimas” inocentes, veían cómo se acusaban intentando tapar verdades y mentiras con asombrosa simultaneidad.
Una vez más, por supuesto no la última, vendieron la “reunión bilateral”. “Un suceso histórico”, dijo Sturzenegger. Se verían en privado Trump y Milei -hasta el tiempo habían calculado, 45 minutos-, después vendría el almuerzo en la Casa Blanca. La realidad, no sabemos qué podrán inventar ahora, es que esa “bilateral” fue un mal sueño, si hubo encuentro fue en el almuerzo de trabajo donde sí hubo definiciones claras del presidente Donald Trump: “Si pierden las elecciones ayuda no habrá”. Más clarito echale agua...
De estos episodios hay para hacer un libro, donde queda evidenciada la existencia de verdades y mentiras en la misma medida en que son necesarias para mantener expectativas ciudadanas y que les permita a los “voceros” violetas decir “nunca hubo un presidente así”. Y eso es indiscutible, tienen razón, dos iguales sería un verdadero desastre.
Nadie puede dar certezas ni tampoco anticiparse a las mentiras o justificaciones con las cuales se mueve el gobierno mileista.
Esto ocurre porque se les ocurrió abrir la “Caja de Pandora” y ahora no hay que asustarse. Aquello que sale es el resultado de un voto ciudadano que pretendía un cambio. Ahora lo tienen, no hay que quejarse. Las urnas están cerca y a partir de allí puede transformarse la historia.

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