Si bien el aniversario de la creación del Centro de Docentes Jubilados y Pensionados de General Pico y Zona Norte se celebra cada 4 de febrero, ya que fue inaugurado en esa fecha, en el año 1963, el evento de esta noche será el marco para concretar un sencillo brindis “para festejar y que no pase desapercibido, y reconocer la labor de todos los que han pasado por aquí”, explicó a este medio Mimí Calzada, presidenta de la entidad.
También participaron de la entrevista ofrecida a La Reforma Ethel Mailan, quien estuvo 18 años en la comisión directiva; Elsa Rodríguez, con más de 30 años en la misma; Nilda Baquero, 15 años; Josefa Lorenzo, con 8 años de pertenencia y actual tesorera; y Elda Martín, quien acompañó los inicios del Centro.
“Este nuevo aniversario encuentra a la institución bien encaminada, reconozco la labor de todos los antecesores que son los que realmente trabajaron duro; actualmente nos ocupamos del mantenimiento y del poder acercar a los asociados espacio, y propuestas. Hemos realizado muchos talleres, nos vamos acomodando de a poco luego del período de pandemia, y mantenemos las propuestas de viajes con empresas de turismo para los docentes jubilados”, expresó Calzada.
Agregó además que “estamos siempre abiertos a la comunidad, y a relacionarnos con las demás instituciones; también con el municipio y el PAMI, que organizan actividades en nuestro salón”.
“Los asociados y adherentes quieren más cosas, pero a veces no tenemos fondos para poder brindar talleres gratuitos, es por eso, justamente, que ofrecemos las instalaciones a entidades, que además nos permite vincularnos y ‘sacar el centro afuera’. También alquilamos el salón para las fiestas, ya que es un lugar muy completo y nos permite obtener una buena entrada de dinero. Hace unos meses realizamos un bingo, una gran actividad que esperamos instalar y volver a repetir el año que viene”, comentaron las referentes.
Vale mencionar que la institución cuenta con cerca de 300 socios y la comisión directiva está integrada por 13 personas.
“El objetivo de haber creado el Centro fue para acompañar los reclamos de los docentes, hoy, la cuestión de las jubilaciones se ha actualizado y además tenemos una referente en el Instituto de Seguridad Social que nos representa a los docentes y está en permanente comunicación”.
“Hemos podido lograr un espacio que hoy se dedica a que el docente jubilado pueda disfrutar, ya sea de participar del lugar, de las actividades, de un viaje y de ser acompañarlo de otra manera, de que tengan un lugar de encuentro; afortunadamente los problemas que existían al momento de la creación de este lugar ya no están”, indicaron.
En cuanto al balance general, y después de tanto camino recorrido, las entrevistadas definieron a toda la experiencia como muy positiva, “de no tener nada pasamos a tener todo esto y poder mantener la institución durante 60 años es realmente maravilloso. Estamos organizados y tenemos una secretaria estable que trabaja de 9 a 12, de lunes a viernes, lo que hace que el lugar este siempre abierto para recibir a los asociados”.
Y completaron: “El Centro de Docente Jubilados fue de suma utilidad y encontramos aquí consuelo y contención, siempre a la par de compañeras de trabajo; en este momento, es un lugar de esparcimiento, y de acompañar a los demás, a los colegas, un gran apoyo en lo cotidiano, somos gran una hermandad y disfrutamos trabajar aquí”.
Breve reseña de sus inicios
Según contaron a este medio, los que tuvieron la idea de comenzar con el espacio fueron Manuel Guiñazú, Marta Iriarte, Andrea Vidal, Margarita Sanchez y Elda Martín.
Previo a esto, todas las escuelas enviaban una delegada para informar sobre las necesidades y requerimientos del sector. Oportunamente, en el año 1959 se jubilaron muchas personas y querían tener un lugar para los docentes jubilados, para reunirse y tratar sus cuestiones.
Es así que se enteraron que el ferrocarril le había donado a empleados algunos terrenos y a otros, vendido a muy bajo precio.
De este modo, realizaron el pedido a los ferroviarios y a través de la Municipalidad de General Pico de aquel momento, les fue cedido el espacio actual.
Con la gran ayuda de los ex alumnos que tenían empresas y donaron ladrillos, más la colaboración del municipio, se fueron juntando los materiales y se construyó un pequeño salón con un baño. Gracias a organizar cenas y bailes en otros lugares, se pudo concretar el gran salón que la institución posee actualmente.
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