Nadie puede sembrar “tormentas y pretender no recoger tempestades”. Una cosa provoca incuestionablemente la otra.
El presidente Javier Milei, que se siente un líder encumbrado que está asombrando al mundo y que las grandes potencias pretenden emular, está transitando en su “propia casa” por un campo plagado de “minas” colocadas ex profeso para que los enemigos internos vuelen por los aires.
La dura controversia que mantienen los Caputo, tío y sobrino, tiene aristas que muestran una extrema gravedad en tanto alimentan estallidos por todos lados.
Por otra parte ellos; Luis “Toto” el economista, se siente acosado por Santiago el “asesor estrella”. Ambos protagonistas de una pelea interna para hacerse de carteras importantes en el manejo interno del gobierno, por caso ARCA (ex Afip).
Pero no todo concluye en este tira y afloje, donde muchos “soldados” van quedando en el camino, como producto de las fricciones que son cada vez más severas.
Santiago Caputo, discípulo del ecuatoriano Jaime Durán Barba, pretende tener el “poder del Monje Negro” y sus estrategias apuntan a eliminar todo aquello que pueda resultar un escollo en sus ambiciones personales.
Luis Caputo, el titular de Economía, hace piruetas para mantener el equilibrio de una economía atada con “hilos muy finos” y sus esfuerzos por establecer pautas son hábilmente destruidas por el presidente libertario, quien alentado por los consejos de Santiago y Federico Sturzenegger, tienen en mente otra metodología.
El Presidente volvió a negar el atraso cambiario, rechazó la posibilidad de devaluar y minimizó el impacto del déficit comercial. Contrariamente a lo que sostiene Caputo, que se desespera porque no sabe de dónde sacar los dólares que faltan y que cada semana que pasa debilitan más las reservas del Banco Central.
Son bombas “neutrónicas” que de estallar ponen en serio riesgo la “presunta” estabilidad y fortaleza que manifiesta el presidente libertario tiene su gobierno.
Las ambiciones personales también tienen que ver en este juego perverso, donde nadie es amigo de nadie; están juntos por conveniencia.
Federico Sturzenegger hábilmente está aprovechando la influencia personal del asesor estrella sobre Javier Milei y su hermana Karina para alcanzar a destronar al actual Ministro de Economía y concretar su aspiración de aplicar el ajuste del Estado a una de sus máximas expresiones, integrando una sola ala ministerial que él comande y que tenga todos los hilos de la economía. Javier Milei está jugando a mantener el statu quo de la economía a cualquier precio, nada diferente de aquellos que achacan a la vieja casta política.
La realidad es que Milei: “ordenó bajar el crawling al 1%, agravando el atraso cambiario, priorizando la baja de la inflación, que entiende es su carta electoral más fuerte. Por eso tampoco sale del cepo ni unifica, porque teme un salto devaluatorio”. Procura acomodar las piezas para los próximos períodos electorales.
Una situación que no presagia un buen final. Por el contrario todo estaría indicando que el libertario subido en varios escenarios nacionales e internacionales juega cartas muy difíciles de resolver.
Por un lado le sigue los pasos a Donald Trump y se orienta por los consejos de Elon Musk. Por otro, mantiene en ascuas a todo su gabinete, dadas las controvertidas medidas que asume, fundamentalmente cuando hace entrevistas con sus periodistas adictos, de la Nación + y procura sorprender con afirmaciones, negaciones y o aventura un futuro que -por ahora- solo lo está viendo Milei.
Evidencia el presidente un estado anímico de gran agresividad, quedó demostrado al ejercer el revanchismo contra el economista Cavallo, por ausencia de coincidencias en los procedimientos del libertario y echó a su hija como embajadora argentina ante la OEA. También lo hizo cuando le pidió la renuncia al titular del Anses Mariano de los Heros por atreverse a opinar sin consultar.
Javier Milei dio a conocer sus intenciones para el 2025: profundizar el recorte del Estado, quitar impuestos, privatizar y permitir la libre competencia de monedas, entre otros puntos. Sin embargo, todas esas medidas van a contramano de las expectativas planteadas para la región por distintos organismos internacionales.
Según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se “necesitan mejores políticas fiscales para financiar el desarrollo”. “Optimizar la administración tributaria y los ingresos fiscales mejoraría la capacidad del Estado para fortalecer las instituciones, permitir la prestación de mejores servicios públicos, minimizar las distorsiones al emprendimiento y promover la igualdad de oportunidades”. No concuerdan con las políticas del libertario.
Más de un centenar de economistas de todo el mundo alertan sobre los “peligros” del programa de Milei. Académicos e intelectuales como el francés Thomas Piketty y la india Jayati Ghosh advierten en una carta contra la dolarización y otras propuestas.
Pero siguiendo la extraña lógica que animan todas las acciones del fundador de LLA, son “econochantas”, agregándole ahora: “No saben ni sumar”.
Todo estaría indicando que las recetas mileistas tienen un tiempo, pero el vértigo de una economía en decadencia y ausencia de respaldo financiero, aventuran que no hay para mucho más tiempo.
Eso piensan los “econochantas, iletrados”, que solo vislumbran una realidad que, evidentemente, Javier Milei no la está viendo.



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