MARTES 08 de Julio de 2025
 
 
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El síndrome de la violencia...

En reiteradas oportunidades hemos dado tratamiento y expuesto el germen de la violencia que subyace en nuestra sociedad y que está provocando escenarios brutales en todos los niveles del tejido social.

También hemos referenciado que estas reacciones se han acrecentado a partir de los continuos exabruptos presidenciales -y de algunos de sus colaboradores-, que han convertido la agresión en algo permanente y natural.

Ratificando esa visión, que para nada tiene connotaciones políticas sino que responde a sucesos que se repiten -algunos con lesionados graves en establecimientos educacionales, o en la vía pública, generando que una gran parte de la ciudadanía salga a la calle predispuesta mentalmente para la reacción violenta-, se está transformando una forma de vida.

Las escuelas se han convertido en “campos de batalla” en los cuales dirimen supremacías o diferencias, tanto varones como mujeres.

Las crónicas periodísticas las reflejan y advierten que esa ola de violencia, que en muchas oportunidades se traslada a los progenitores, está mostrando la difícil transición que está sufriendo la sociedad.

El prestigioso diario The New York Times publicó un artículo donde critica fuertemente la actitud violenta que viene teniendo el presidente Javier Milei contra el periodismo e hizo hincapié en sus ataques a comunicadoras mujeres, actitud que se extiende a colegas economistas, políticos opositores, gobernadores, entre otros.

La publicación mencionada se centra en el caso de la periodista Julia Mengolini, víctima de un video falso creado con Inteligencia Artificial, siendo objeto de la burla del propio Jefe de Estado en redes sociales. 

La nota del prestigioso medio norteamericano que lleva la firma de Daniel Politi y Natalie Alcoba señala: “El aluvión de mensajes de Milei es uno de los episodios más extremos de la escalada de ataques contra periodistas por parte del presidente libertario de tendencia de derecha y sus aliados. Los expertos afirman que la retórica de Milei, a menudo salpicada de insultos misóginos, insinuaciones de contenido sexual y desinformación, está erosionando la libertad de prensa y aumentando el riesgo de violencia que se desborde al mundo real”. Estos sucesos relatados, no difieren de los que han acontecido en otros niveles de la sociedad.

Siempre se ha sostenido que la violencia genera violencia, fenómeno que viene increscendo desde que Javier Milei, con su natural desparpajo, no repara en el destino de sus agravios, insultos, denostaciones, lo mismo son destinados a políticos opositores, periodistas, economistas que no comparten sus acciones, mujeres, niños y hasta colegas presidentes que ideológicamente están en las antípodas del libertario.

El aumento de los hechos agresivos, especialmente los que se registran en los centros de enseñanza, tema que preocupa y mucho a las autoridades educativas en general, es parte de los daños colaterales que se van materializando en la medida que los ejemplos cunden y, fundamentalmente, aquellos que parten de la máxima autoridad gubernamental de la Argentina.

Se ha llegado al extremo de tener que poner seguridad policial para controlar algunos establecimientos educativos, ante la proliferación y gravedad de algunos hechos que han trascendido y ocurren puertas adentro y afuera de los colegios.

Nada es casualidad, sino que existen causales reales que van armando un entretejido social diferente que, en parte, pretende imitar aquello que casi a diario hace el presidente Milei, o alguno de sus adláteres.

Los sucesos van armando un escenario que no parece sea el mejor para lograr la paz interior y facilitar una normal convivencia ciudadana.

Ahora el presidente y otros personajes afectados por aquello que consideran agravios, denostaciones que afectan moralmente a los destinatarios, acuden al Poder Judicial, para que los Jueces y/o fiscales tomen cartas en el tema y sancionen -si corresponde- a quienes han vulnerado principios básicos de coexistencia.

Tomado a tiempo puede ser solucionable. Dejarlo como nuevas formas de tratamiento social, puede resultar altamente perjudicial para el futuro de un país que viene siendo castigado por diferentes factores que han roto el vínculo familiar y prima el “sálvese quien pueda”.

Los malos ejemplos cunden y nadie puede asegurar cómo terminan. 

Veamos el presente y reaccionemos.
 

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