SÁBADO 27 de Abril de 2024
 
 
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El síndrome de la duda

Según las definiciones, el conjunto de signos o fenómenos reveladores de una situación generalmente negativa, trastorno sintomático, observan características muy especiales que pueden llegar a confundir a quienes son destinatarios de esas compulsiones.

“El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es una condición psicológica con síntomas como ansiedad extrema a la hora de tomar decisiones, perfeccionismo excesivo, problemas para delegar por miedo a que las cosas no se hagan como uno quiere, conductas repetitivas para realizar comprobaciones”.

Estos estados anímicos se están evidenciando en un escenario político donde todo transita el camino de las dudas. Se perciben indefiniciones que están atadas a estrategias que juegan posicionamientos ratificando el peso del poder.

Actitudes que eran objeto de criticas y hasta en algunos casos ameritó se trasladaran al ámbito de la justicia para que resolviera, hoy son justificadas apelando a que son parte de una personalidad “diferente”. Nada de estos argumentos puede corresponder a consentir el maltrato, la indiferencia, el ninguno y comparaciones odiosas, que no se limitan a una persona sino a sus capacidades, pueden ni deben ser aceptadas como normales.

Y todo este andamiaje de contradicciones, controversias y el intento de imponer una forma de gobernar autoritaria, conlleva a una sociedad, que en parte, se siente desorientada sin saber qué le espera de una contienda por el poder que lo tiene de rehén.

De esta manera, se acrecienta el factor de la duda como la vacilación o indecisión que se tiene entre dos o más juicios o decisiones; o la incertidumbre que se experimenta ante determinados hechos y noticias. La palabra, como tal, deriva del verbo dudar, que a su vez procede del latín dubitare, que significa “vacilar entre dos cosas”.

La duda es el mayor enemigo de la confianza. Nos mantiene en una sensación de indeterminación y, a veces, incluso, nos hace un poco cínicos. Por eso objeta lo que te dicen tus dudas. Tal vez tu interrogante es: “Realmente no soy nada bueno en esto. Controvierte estas creencias que te limitan en cuanto se presenten”.

El ciudadano-ciudadana de a pie está en la disyuntiva de no saber, de plantearse qué sucede a su alrededor que lo está comprometiendo económica y socialmente, con deterioro de su tranquilidad familiar, porque sus ingresos no le permiten vivir dignamente. Es su culpa o está pagando los errores de otros.

A esta situación de desasosiego y vacilación constante es el punto al que está conduciendo, a la sociedad, la controversia: en unos, por imponer cueste lo que cueste el cambio, otros procurando convenir para no quedar desplazados y los que se han atrincherado para oponer resistencia a una transformación radical que, se pretende, desconociendo la idiosincrasia que caracterizó al pueblo argentino. Todos juegan y pocos tienen en cuenta a los espectadores que son los que pagaron la entrada y dieron respaldo al partido que se disputa.

El martes fuimos testigos de una serie de episodios desconcertantes. Por un lado, mandatarios provinciales que ratificaron la defensa de sus territorios, pero privilegian la necesidad del diálogo para alcanzar el efecto transformador que se procura desde los niveles del gobierno nacional.

En el otro escenario, un presidente que ve en esa actitud asumida el signo de una derrota y no solo ratifica sus decisiones, sino que va por más, y casi con simultaneidad con el pedido de conciliar, La Pampa sufrió, por falta de cumplimiento de Nación, el retiro los fondos, la paralización de la construcción del Acueducto al norte provincial, perdiéndose 800 puestos de trabajo.

Por otro lado, ya se instrumenta a pedido del presidente Javier Milei ir por el per saltum a la Corte Suprema de Justicia, para inhibir y suspender el fallo del Juez Federal de Chubut, quien dictó una medida autosatisfactiva a favor del Estado Provincial sureño para que no le resten coparticipación y se aboquen a negociar la deuda que compromete esos importes.

Todo retrocede, nadie se hace cargo del enfrentamiento ocurrido y aparece claramente el “Vamos por más” que ha caracterizado el funcionamiento del gobierno mileista que, por otra parte, no ha sido el único intento por lograr el poder omnímodo, no debemos olvidarnos del: “Vamos por todo”.

Pero el presidente decide echar más nafta al fuego y en un comentario, a nuestro juicio desacertado, habla de “Voy hacer llorar a los gobernadores”. Unos piden diálogo, otros siguen en pié de guerra.

En realidad seguimos en el túnel del tiempo. Esperemos que cuando se puede salir de este confuso panorama que hoy estamos viviendo, tengamos menos dudas y más seguridades, y recordemos que los que están pretendiendo ordenar nuestras vidas llegaron porque la sociedad con su voto los puso en ese lugar.

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