Los objetivos tienen contradicciones que están sujetas a una operación de carácter económico cuyos resultados -a partir de la aceptación parcial del DNU- han provocado una profunda desestabilización en el plano social.

La realidad indica que los sectores más comprometidos -una debilitada y casi desaparecida clase media, un segmento que aumenta exponencialmente de pobreza y la profundización de la indigencia- vienen transitando por la “banquina” desde hace varias décadas, dado que han sido los sectores utilizados por las fuerzas políticas para alcanzar el poder.

El gobierno de Javier Milei reconoce que se ha deteriorado la forma de vida de los argentinos, pero responsabiliza a los gobiernos anteriores, mostrando firmeza en mantener el programa de ajuste “caiga quien caiga”.

Si esto se concreta tal como lo exigen, todo el panorama futuro aparece muy comprometido.

Dentro del marco de situaciones conflictivas, han provocado asombro en todos los entornos de la política nacional, las amenazas que procuran amedrentar a los remisos que no aceptan sus condiciones en el plano del ajuste económico.

Un ejemplo preciso es el condicionamiento al que pretende someter a las provincias, restándoles, primero obras públicas, que en un principio serían las no iniciadas y finalmente han cubierto todas, con el consabido daño que se ha producido en el campo laboral. Seguido de las quitas de fondos especiales, tesitura que va provocando un quebranto en las relaciones Estado macional - provincias, que se supone debería ser un mecanismo aceitado para que todo funcione.

El señalado como gestor principal de las medidas que está requiriendo Milei, a través del DNU y la Ley de Base, Federico Sturzenegger, contó en Miami la visión política del plan de Milei: “Dejar sin recursos a la ‘República Corporativa‘ y a través de la recuperación de estos fondos, reencauzar una economía ordenada, donde los principales actores puedan hacer frente a sus compromisos con recursos propios”.

Un análisis dado a conocer por el IERAL, organismo que funciona en el ámbito de la Fundación Mediterránea, plantea el ranking de las provincias que se verán severamente afectadas con los recortes económicos que se realizan desde el Ministerio de Economía de Nación.

Este análisis profundiza en los mermados recursos propios y la necesidad de ser asistidas por Nación, sin cuyo respaldo -muchas provincias- caerían en una suerte de agujero negro del cual les resultaría extremadamente imposible salir.

Este informe fue revelador y da respaldo a los requerimientos de los gobernadores que pretenden obtener acuerdos que les permitan reestablecer índices coparticipables, hoy totalmente recortados y los aportes que se realizan desde Nación en forma suplementaria y que permiten dar cumplimiento a los compromisos contraídos y no abandonar la obra pública, uno de los soportes esenciales como fuentes laborales de los Estados Federales.

Estamos en la puerta de un episodio que, según estiman los analistas, constituye la “bisagra” sobre la que se asienta el futuro poder absoluto que pretende Javier Milei y su círculo rojo, constituido por “El Jefe” Karina Milei, sus cercanos colaboradores, Santiago Caputo, Nicolás Posse y en otro plano Manuel Adorni, ya que son quienes marcan el rumbo y toman las decisiones.

De esta manera llegamos a una instancia trascendente, dado que, de su resultado, depende el poder de Javier Milei a futuro. De ninguna manera puede descartarse la movilización social y de las fuerzas del trabajo que se han mostrado contrariadas con esta primera etapa y rechazan de plano la que se avecina a partir del martes, a las 14.

Nada está dicho y hoy, más allá de las negociaciones que se siguen realizando, el futuro es una incógnita. Una primera parte con éxito, peleado pero logrando la victoria. El segundo tramo mucho más difícil y conflictivo, está por verse.

Pero está claro que si esto se concreta positivamente y empodera al gobierno de Javier Milei -recién se ha visto la punta del iceberg, según lo trascendido-, lo que está preparado es mucho más drástico y Milei tendrá la contundencia del poder delegado para ejecutarlo.