VIERNES 20 de Junio de 2025
 
 
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El país es una gran batalla, ¿habrá ganadores?...

Una gran parte de la sociedad pretendería que las cuestiones que hacen a la política y a las disputas por el poder se desarrollen en un marco de respeto y consideración entendiendo que no todos piensan igual.

Pero nada de esto se refleja en los acontecimientos que se materializan a diario. La postura del presidente Javier Milei de ir por todo, de cualquier manera, es como un virus contagioso que se ha insertado en todos los sectores, fundamentalmente en los que marcan oficialismo y oposición.
Las estrategias del “triángulo de hierro” donde se plantea el poder de La Libertad Avanza, han dado resultados según los objetivos que se fijó el mileismo.
El país dividido y separado por una profunda grieta, de un lado se amontonan oficialistas y quienes pegaron el salto ante la frustración y fracaso de sus propios partidos, y, del otro, encimados e intentando pisarse entre sí los que se dicen opositores, aunque algunos muestran estar pintados de varios colores.
Siempre han sido difíciles las disputas que se originaban ante la inminencia de procesos electorales. Algunas tienen episodios que han trascendido en el tiempo, pero estaban -pese a las marcadas diferencias- encuadradas en un ámbito de tolerancia que abría las posibilidades de futuros acuerdos que beneficiaran a toda la ciudadanía, pensara como pensara.
Hoy no es así en ningún escenario de los que se plantean. Javier Milei ha logrado, pese a quienes lo nieguen, marcar diferencias: amigo -enemigo, sin escalas ni grises.
Ese posicionamiento que se nos supone agresivo y poco saludable para el conjunto de la comunidad, está señalando un futuro, en donde quienes no piensen como los libertarios estarán segregados de la sociedad, serán unos “descastados” sociales.
Todos los días se plantean nuevos enfrentamientos y se generan espacios de acuerdos condicionados, donde se busca uno solo objetivo: eliminar definitivamente del espectro político nacional todo aquello que tengan alguna connotación con el kirchnerismo.
Esta situación ha motivado que la política haya dejado de constituir un arte de lo posible, para convertirse en un cenagal donde todos se revuelcan y tratan de denostar y destruir al otro. En realidad poco saludable para la vida institucional del país.
A esta contienda se le han ido sumando actores, cuyas acciones están tergiversando la realidad para acomodarla a un relato que le resulte acorde a su posición ideológica.
Eso ha provocado una desvirtuación de un ámbito que debiera cumplir con determinados requisitos que le exige una ciudadanía que espera le den material informativo no contaminado.
Hay un sector del periodismo que se está dejando llevar por sus odios personales y cuando exponen alternativas de informaciones, actitudes, gestos y/o medidas gubernamentales, las fundamentan adecuadamente para aceptarlas como acertadas, criticando similares, pero que no condicen con sus propias ideologías.
Nadie objeta las capacidades profesionales de quienes hoy se han convertido en ejes de la información política sino se pone en tela de juicio muchas de sus valoraciones atento a los análisis que realizan y muestran argumentaciones, bien elaboradas, que tienden a mantener los lineamientos de un oficialismo que mantiene firme el propósito de hacer desaparecer al kirchnerismo y parte del peronismo.
La pelea y el internismo es cosa de ellos. Se puede o no estar o no de acuerdo. El presidente Javier Milei y sus adláteres pueden mantener esos objetivos de generar la destrucción de esquemas políticos que consideren contraproducentes para la Argentina. Es su opinión, pero creemos que el país hay que pacificarlo.
Al establecer de cada escenario una batalla, está soliviantando a la ciudadanía y ya hay enfrentamientos entre sectores sociales que piensan diferente, provocándose una disociación que se está generalizando.
Es difícil a esta altura evaluar ganadores. Hay quienes muestran tener claras ventajas, pero reiteramos el consejo del “viejo político”: Nunca debe subestimarse al oponente.
De viejas experiencias también se aprende...

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