VIERNES 29 de Marzo de 2024
 
 
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El marinero Walter y el hotel quemado

Por estos días se cumplen 83 años de la batalla del Río de La Plata y del hundimiento del acorazado alemán Graf Spee cerca del puerto de Montevideo.

Será porque esta historia me conmueve, cada vez que puedo me llego hasta las ruinas del viejo Hotel Club Sierra de la Ventana, las recorro y observo mientras imagino cómo habrán sido sus días de gloria. Si me tienen paciencia les cuento:

Construido a partir de 1904 con el estilo europeo de la Belle Époque por la Compañía Británica del Ferrocarril del Sud, debió ser clausurado en 1920 y lo consumió un incendio en 1983. Fue el primer complejo hotelero de Sudamérica y uno de los primeros casinos de la Argentina.

La construcción de este majestuoso complejo turístico en el área de lo que hoy es Villa Ventana, justificó entre otras cosas la instalación de una fábrica de ladrillos traída de Checoslovaquia al puerto de Buenos Aires y desde allí en el tren de trocha angosta que llegaba hasta la actual estación de Saldungaray.

En él se hicieron grandes festejos con asistencia de altos mandatarios, famosos artistas e ilustres visitantes. Una crónica de viejos tiempos destacaba: “Con una superficie cubierta de 6.400 metros cuadrados, tenía 136 habitaciones, 56 baños y cuatro suites compuestas por dos dormitorios, cocina, comedor y baño con griferías de oro y plata. Los muebles, de roble, fueron traídos de París, la ropa de cama era de hilo italiano y los colchones, de tela de brin. También tenía galería solarium, restaurante estilo Luis XVI, jardín de invierno, salón de fiestas para 150 personas, tres salas de casino, un entrepiso-night club, dos peluquerías, torre mirador, sala de música para conciertos, biblioteca, sitio para deportes hípicos, canchas de golf y tenis, entre muchas otras instalaciones”.

Hasta que, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen se sancionaba la ley de prohibición de los juegos de azar, golpe mortal para las expectativas de los propietarios del Club Hotel, quienes dispusieron el cierre del complejo y la clausura del ramal ferroviario.

Pero esto no es todo: Hace dos décadas, Angel Sánchez, propietario del Hotel Avenida de Carhué, me presentó a Walter Dietrich, uno de los 350 combatientes alemanes que formara parte de la tripulación del acorazado nazi Admiral Graf Spee, hundido por ellos mismos ante el ataque desbastador de las naves ingleses. Esto ocurrió en 1939 en los inicios de la segunda guerra mundial.

Con Walter, veterano afable y de gran memoria, nos tratamos a partir de entonces durante varios años. Lo sentí casi un amigo hasta su muerte. Él había sido rottenführer, grado equivalente a cabo primero de nuestro ejército. Me contó que luego de la contienda y junto con sus compañeros (menos el capitán Hans Langsdorff quien envuelto en la bandera de guerra de la Kriegsmarine se quitara la vida con un disparo en un hotel de Buenos Aires), fueron recluidos por la Armada Argentina en el ex Club Hotel bajo la vigilancia del Regimiento V de Infantería del Ejército.

Los ex tripulantes del Graf Spee le devolvieron durante dos años la vida al clausurado Hotel de Sierra de la Ventana, su centro de detención.

Walter me contaba que al arribar al lugar se encontraron con instalaciones muy deterioradas por falta de uso y mantenimiento y que por lo tanto ellos (los alemanes retenidos) se abocaron a la refacción de las calderas, tomas de agua y usina y a la conservación de los jardines.

Me decía que la mayoría de ellos tenía un oficio, lo que les facilitó la tarea y que el grupo de alemanes se diseminó por distintos sitios del país al ser liberado. Algunos se quedaron a vivir en la zona y la mayoría se afincó en La Cumbrecita, próxima a Villa General Belgrano.

Y ahora he vuelto para revivir aquellas cosas. Soy un agradecido por esto y por la ocurrencia del hotelero Sánchez al presentarme en su momento a Walter, el viejo e inolvidable marinero del Graf Spee.

 
Por Hugo Ferrari- Especial para LA REFORMA

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