A los 79 años falleció en esta ciudad José Aragonés, el entrenador más exitoso del fútbol pampeano.
Aragonés inició su carrera en Costa Brava y conquistó numerosos títulos de la Liga Pampeana y del torneo Provincial de fútbol con distintos equipos, convirtiéndose en el DT más ganador de estas tierras.
También dirigió al inolvidable equipo de Ferro de Pico que en la década del '80 disputó certámenes nacionales y se midió con Boca Juniors y otros grandes de la Argentina.
La muerte de Aragonés tuvo lugar este sábado, en el hospital Gobernador Centeno, y provocó hondo dolor en el fútbol piquense y pampeano, que por estas horas llora su partida.
Fue el más grande, entre los grandes
No lo intenten comparar con nadie, porque no lo van a conseguir...
Los grandes de verdad, son únicos e irrepetibles. Por eso, por más que las estadísticas, los historiales, seguramente podrán comparar lo conseguido competitivamente por José Aragonés con otros entrenadores, que lo sucedieron y lo seguirán haciendo, será imposible que podamos decir que fueron igual a él.
José fue único, por lo que consiguió en el reconocimiento del fútbol pampeano, por sus títulos, pero también por el momento en que llegó a la consagración de todos esos logros.
Es cierto que lo ayudó una época de oro del fútbol de la Pampeana. Pero eso no se dio por arte magia o sólo por la apuesta fuerte de los clubes. Se dio porque hubo personalidades que se pusieron al frente de ese crecimiento y con su capacidad lo hicieron posible.
José Aragonés fue un antes y un después en la profesión de técnico de fútbol en La Pampa. Porque si bien las circunstancias lo ayudaron, él supo aprovechar y transmitir ese cambio de mentalidad en el trabajo del entrenador que quedó instalado hasta el día de hoy en cada uno de los planteles que compiten en nuestra zona.
Es cierto también que este empuje singular sólo lo pudo lograr alguien como él, que vivió del fútbol pero también para el fútbol. Buscando en los recuerdos en aquellos que lo conocieron desde siempre, no le recuerdan una actividad fuera de una cancha de fútbol.
“Fue mozo en un bar que había en la 17 y 22”, recordó vagamente y con mucho esfuerzo otro veterano futbolero como él. Pero después, José fue siempre fútbol, pasión, capacidad conductiva y ganador, siempre ganador...
Lamentablemente su final fue muy doloroso, muy triste, muy injusto. Pero hoy uno siente que va a poder descansar en paz, confiando que su legado a quedado muy fuerte en la raíz o en las venas de nuestro querido fútbol.
Se fue un grande entre los grandes. En definitiva, se fue un gran sinónimo de la palabra: fútbol.



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