MARTES 08 de Julio de 2025
 
 
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El disfraz del nuevo poder...

Hace un tiempo venimos sosteniendo que los manejos que instrumenta el gobierno del libertario-anarcocapitalista Javier Milei, secundado por tres o cuatro adláteres, obedecen a una nueva forma de ejercer el mando absoluto, sin derechos y con obligaciones.

El camino es lento y basado en estrategias bien elaboradas que van socavando las libertades individuales, dibujando un escenario de liberalismo que es interpretado siguiendo sus lineamientos.

Se han producido innumerables episodios que mostraron claramente que estábamos ante un personaje político al que no le interesa la sociedad como tal; pretende elaborar, estructurar y armar su propio escenario social en donde todos “adoren al supremo”. 

Recientemente a través de una medida que para muchos ha pasado desapercibida o no concitó interés por profundizar sus efectos, el presidente Javier Milei y la ministra de seguridad Patricia Bullrich, pusieron en marcha una nueva estructura de la Policía Federal.

El gobierno anunció una reforma acorde a los “desafíos” del presente. Lo hizo por decreto, obviando su tratamiento en el Congreso, así como lo posibilita algún párrafo de la Ley Bases (la nueva Constitución del país).

Su propósito es -según la versión oficial- abocarse “a la investigación de delitos complejos y a la seguridad del Estado”. A tal fin, dispondrá de seis superintendencias, siendo el Departamento Federal de Investigaciones (DFI) su cuerpo de élite. Se trata de una copia del FBI norteamericano, en cuya estructura brillará la Dirección de Inteligencia Criminal (DIC). 

Todo este nuevo mecanismo, obedece a fomas instrumentadas en el pasado, cuando el país se vió sometido al “corcet” que impusieron las fuerzas militares y fuerzas cívicas que se plegaron a generar la transformación y el cambio en la Argentina, preparando un escenario propicio para combatir a quienes se ubicaran en la vereda de enfrente de lo que constituyó la dictadura militar de entonces.

De este proceder Patricia Bullrich puede dar cátedra, porque pocos apelan a la memoria para recordar su paso por el “Grupo Montoneros”, conformado a la paz del ERP y otros organizaciones que salieron a “liberar a la patria”. 

Hoy están apelando a un sistema moderno, aggiornado a las actuales circunstancias de una sociedad cansada de los continuos fracasos y errores de gobiernos constitucionales, que fueron la puerta de entrada para que apareciera un “mentor” de libertades individuales, que expusiera como paradigma el libre mercado, el derecho a la propiedad, entre otros factores que hacen a la vida económica, productiva y financiera de un país que se harto de frustrarse y quiere futuro para sus hijos.

Hábilmente se fueron dando los sucesos que le permitieron crecer políticamente a un personaje que a nadie sorprendió que llamara “hijos” a sus mascotas, aunque es saludable que las quiera y mime como mucha gente lo hace, pero que las coloque en un plano diferente al que pone a sus hijos sería aparentemente lo normal.

Pareció divertido que un presidente insulte, que ataque sin piedad a quienes se atrevan a pensar diferente. Que proceda a denostar todo aquello que para él no es lo correcto. Que llamara econochantas a sus colegas, porque diferían en la interpretación de las fórmulas que aplicaba a la economía. 

Pero enancado en las reformas que pergeñó Federico Sturzenegger, un otrora funcionario cuyas propuestas fueron un fracaso y que aparece ahora como el salvador, fueron contra una gran parte de la sociedad, sin importar el costo social que se asumía como daños colaterales, y que nos acostumbramos a transitar con ello.

Pero la realidad nos está indicando que en la mente del presidente Javier Milei, Karina Milei y Santiago Caputo, está elaborada una pseudo-tiranía manejando otros parámetros, basados en fracasos anteriores y promesas de un futuro, que hasta ahora no se ha podido concretar.

Un asombroso paralelismo con lo que generan Donald Trump, Putin, Netanyahu, Ji Ximping, entre otros que se consideran los grandes líderes de un mundo diferente, con pocos que manden y muchos que obedezcan.

Estamos transitando un cambio mundial. Nadie puede aventurar que no constituya la puntada inicial para la tercera guerra mundial. Los ególatras, quienes suponen tienen el poder otorgado por los dioses unos, las “fuerzas del cielo” otros, configuran el nuevo destino. 

Pero el mundo aprendió y tal vez constituya la gran barrera para impedir que esto ocurra. 
 

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