La parálisis afecta por ahora a servicios no esenciales, pero amenaza con dejar sin sueldo a cientos de miles de empleados federales y golpear a la economía si el bloqueo político se prolonga.
Mientras tanto, persisten desacuerdos presupuestarios entre republicanos y demócratas en el Congreso estadounidense. Los dos partidos tenían hasta la medianoche del martes, cuando concluía el año fiscal, para aprobar unos fondos que permitieran seguir funcionando plenamente a las agencias del Gobierno. Ninguno pudo lograrlo. Los republicanos solo consiguieron dos de los siete votos demócratas que necesitaban en el Senado para aprobar un paquete de financiación provisional que habría mantenido plenamente operativo al Gobierno otras siete semanas. Los demócratas tampoco lograron los 13 apoyos que requería su propuesta que destina más financiación para el área de sanidad y que, al igual que el proyecto de ley republicano, fue rechazada en la Cámara Alta.
Para brindar los sufragios necesarios al paquete republicano los progresistas dijeron que necesitan que se renueven subsidios del programa Obamacare que expiran este año y que se revoquen recortes en materia sanitaria incluidos en la gran ley de rebaja fiscal y presupuestaria que impulsó Trump, algo que los conservadores solo quieren negociar una vez se aprueben las partidas económicas.
El cierre parcial del Gobierno Federal de EEUU es el cuarto que afronta el presidente, Donald Trump, que ya vivió tres durante su primer mandato (2017-2020), entre ellos el más largo de la historia.
Amenazas de despidos
La clave reside en cuánto durará la suspensión parcial de operaciones de las agencias federales, que de momento no afecta a los servicios básicos en el país. Las fuerzas de seguridad, el ejército, los aeropuertos o la seguridad social seguirán funcionando con normalidad, pero preocupa el hecho de que los funcionarios en estas áreas no cobrarán sus sueldos hasta que las dos bancadas resuelvan sus diferencias en el legislativo y aprueben un presupuesto nuevo. Otros miles de funcionarios que realizan labores consideradas no esenciales serán suspendidos sin paga.
La amenaza del mandatario de nuevos recortes de empleos se suma a la ansiedad en el personal federal causada por los despidos iniciados a gran escala del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), del exasesor presidencial Elon Musk. En el portal de la NASA, un mensaje indica que la agencia federal “está actualmente cerrada a raíz de una interrupción del financiamiento gubernamental”. Varias embajadas estadounidenses anunciaron en X que no actualizarán informaciones salvo en lo concerniente a anuncios urgentes de seguridad.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), 750.000 funcionarios federales podrían encontrarse esta vez en situación de desempleo parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares. Según los cálculos de los analistas de la compañía de seguros Nationwide, cada semana de cierre podría reducir el crecimiento del producto bruto interno (PBI) de Estados Unidos en 0,2 puntos porcentuales.
Estas parálisis por falta de presupuesto son muy impopulares en Estados Unidos, y tanto demócratas como republicanos intentan evitarlas, a veces hasta último momento. Más aún con la perspectiva de las elecciones legislativas de mitad de mandato en noviembre de 2026, en las que se pondrá en juego la mayoría presidencial en el Congreso.
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