JUEVES 25 de Abril de 2024
 
 
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Dignidad política: un valor que se está perdiendo

Siempre hemos pensado que en la búsqueda de los mejores; los más formados para desarrollar acciones que tienen que ver con la instrumentación de la política, deben tener, fundamentalmente, dignidad personal. Y ese es un factor que hoy ha comenzado a brillar por su ausencia.

Se entiende que: "El título de esta reflexión alude a una determinada manera de comportarse que debería caracterizar la actuación de los políticos. Se dice que una persona tiene dignidad cuando gobierna sus acciones con gravedad y decoro; o, lo que es lo mismo, con grandeza y honor". Y que no cuentan con que se han olvidado de su pasado.

Se expresa en textos que analizan estas definiciones que hacen al individuo que: "Dignidad humana significa que un individuo siente respeto por sí mismo y se estima, al tiempo que es respetado y valorado. Implica la necesidad de que todos los seres humanos sean tratados en un pie de igualdad y que puedan gozar de los derechos fundamentales que de ellos derivan".

Estas disquisiciones obedecen a ciertas actitudes que nos han permitido apreciar que por llegar a tener poder, se pueden ‘embarrar’ y que de lograr el objetivo buscado, un buen baño los pondría a cubierto de que se descubran sus verdaderas intenciones.

En algún momento escuchamos a conocidos politólogos que hablan de los ‘panqueques’, que no son los que estamos acostumbrados a degustar en casa con la receta de la abuela. Se están refiriendo a los que pretenden hacer política olvidándose de valores fundamentales, como la moral, la ética y naturalmente el sentirse dignos de ofrecerse a la sociedad como candidatos.

Dicen los grandes pensadores -que alguna vez tendrían que leer- Kant, Aristóteles, Descartes, entre muchos otros que: "En política, como en la vida, hay que saber llegar, estar, e irse cuando llega el momento y siempre llega, por mucho que como niños enrabietados, algunos políticos que ni supieron estar, ni irse, se nieguen: El saber estar (e irse) eso se llama dignidad".

Por ese contenido tan trascendente que surge de la "olvidada virtud de la dignidad humana", recogimos esta expresión enriquecedora para volver a encontrarnos con los mejores. 

"El político en ejercicio, o aquel que quiere llegar, ha de tener un deber, una obligación, no de mostrarnos su vida privada -que ha de ser respetada en su libertad de la misma manera que deseamos que respeten la nuestra- sino la impoluta claridad y transparencia que ha de guiar su gestión. Y se le ha de exigir algo más que la mediocre venta de un producto de marketing".

Y este remate de ‘virtuosos’, que a diario procuran que los medios los ayuden a colocarse en la grilla de competidores, nos está mostrando una acción política de campaña, una faceta, que de ninguna manera es nueva pero utilizando nuevas estrategias, intentan mostrarse como los mejores.

Nadie repara en fracasos anteriores, como uno de los factores que los postergó en sus ambiciones personales. También los medios -no todos- parecen gozar de una profunda amnesia, que los relegan al olvido, haberse erigido en su momento, en poco menos que jueces de los mismos a los que hoy le brindan amplios espacios.

Las campañas son importantes y trascienden cuando llevan como fundamento de sus posicionamientos ideológicos transmitir, no solo que ambicionan ganarle ‘a’, sino que sus programas y planes de gobierno son los que le conviene a la sociedad para superar las difíciles situaciones por las que atraviesa hoy.

El tema principal es que muchos de los que están en carrera olvidan que: La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Esto nos lleva al principio de nuestra columna: el ciudadano, la ciudadana y los que recién van a debutar en un proceso eleccionario, ellos y ellas, deberán evaluar si los valores fundamentales que hacen a un político que nos ofrece gobernarnos y solucionar los problemas existentes: están presentes.

Solo eso nos permitirá que gobiernen los mejores. Hay que recuperar la dignidad política.
 

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