VIERNES 29 de Marzo de 2024
 
 
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Avivar el fuego - No adorar las cenizas

Me sorprendió el Papa empleando la palabra “indietrismo” cuando se refirió a que bajo la capa de la tradición hay quienes van solo hacia atrás, negando paradójicamente la fuerza misma de las raíces para alimentar el futuro.

Cuando le oí esa palabra la relacioné con indigenismo, pero no tiene nada que ver aunque lo parezca. Indietrismo viene de “indietro” que en italiano significa ir hacia atrás, a veces como invitación al regreso.
Debo dejar en claro que Francisco aludía a las percepciones más conservadoras de la Iglesia. Pero me gustó trasladar el ejemplo a un fenómeno que vengo advirtiendo entre nosotros.
Muchas veces conversando con mis paisanos les hice notar que no es bueno confundir tradición con regresión. Y en algunas de mis charlas los alenté a superarse, a adquirir nuevos conocimientos, a no renegar contra las demás culturas, a tomar conciencia del presente y a entender que ni el mundo ni la historia comienzan ni terminan con Argentina y el gaucho.
Resulta ser que hay llamados tradicionalistas que solo miran hacia atrás, y que esa es la alegría de las almas tristes. Más vale (creo) debiéramos considerarnos hombres y mujeres del presente (aggiornados como dicen los italianos o actualizados como decimos nosotros), sin dejar de mantener una aproximación afectiva a la historia, a las tradiciones y al gaucho.
Esto es como decir que cuando conducimos un auto lo prudente es observar hacia adelante a través del parabrisas y solo de tanto en tanto mirar por el espejo retrovisor para tener conciencia de lo que hay detrás. 
No hace mucho desarrollé una charla en la municipalidad de la ciudad de Neuquén invitado por la gente de LU5 AM y las entidades criollas. En esa oportunidad mencioné la conveniencia de no exagerar las posturas gauchescas extemporáneas, de no hablar y actuar teatralmente imitando a nuestros hombres rurales del siglo XIX y sobre todo de no adoptar actitudes sectarias con presunción de salvadores de la patria.
Naturalmente quienes así sobreactúan no son los camperos, es decir los que viven, sienten y trabajan en el medio rural habiendo heredado la cultura de sus mayores, sino puebleros trepados al caballo de las tradiciones que no hace mucho descubrieron.
Pareciera que por lo menos en esto y sin siquiera pretenderlo, el papa y mi persona estamos coincidiendo, aunque él se ha referido a cuestiones más profundas y abarcadoras y yo simplemente a las afectaciones extremas de algunos paisanos.
Y por si quedaran dudas les reitero a esos argentinos que no es bueno estancarse en un tiempo pasado sin hacer mayores esfuerzos por superarse ni comprender que existen otras culturas, otras concepciones de vida y muchas otras patrias que también se hicieron de a caballo. 
Porque esto sería como andar toda la vida sobre el mismo pingo, seguido del mismo perro y cruzando el mismo campo.
Me sumo a quienes avivan el fuego de las tradiciones y no a los adoradores de las cenizas.
 

Por Hugo Ferrari - Especial para LA REFORMA
 

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