Agencia Santa Rosa - El hecho, que alteró la fisonomía santarroseña, ocurrió minutos antes de las 9, cuando personal, docentes y estudiantes que estaban en el lugar fueron desalojados por efectivos de la Policía Federal -con jurisdicción por tratarse de un establecimiento “nacional”- y personal de Bomberos.

Paralelamente, el tránsito fue cortado en la Avenida San Martín y las calles Gil, 25 de Mayo e Irigoyen, en la cuadra del edificio, para permitir el trabajo de inspección en el lugar, que incluyó personal de la División Explosivos de la Federal y de la Unidad Regional I.
Minutos después de las 10 horas, personal policial detuvo a un joven sospechoso de haber realizado la amenaza. Su situación es complicada, ya que su número fue el que quedó registrado en el CECOM como el del que salió la amenaza.
Por eso se le inició una causa por “intimidación pública” en la que investigará si efectivamente fue él quien realizó la amenaza.
La fiscalía Iara Silvestre, detalló que la amenaza “no fue muy clara: se daba cuenta que habían colocado o estarían por colocar una bomba” y que el autor no realizó ni “proclamas” ni nada por el estilo, sino que simplemente “amenazó”.
Aclaró que el protocolo de desalojo se llevó a cabo porque “es lo primero que hay que hacer en estos casos. No hay que hacer especulaciones, ante una amenaza, se evacua, se evalúa el lugar y se ve si está o no la bomba‘ aunque esto ya configura ‘un delito, que es el delito de intimidación pública”.
Silvestre recordó su participación en un hecho de características similares en Casa de Gobierno “hace unos años, cuando había empezado como fiscal. Y, en aquel caso, se dejó una caja, con un rótulo. Decía que adentro había una bomba, había un artefacto que pretendía simular que era una bomba, pero no era nada. Es el único caso que yo recuerde”.
Archivo: bomba1808251
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