El partido definitorio, comenzó con marcado equilibrio. Alvear FBC buscaba a Esteban Gutierrez como receptor y a Freytes como posibilidad de desborde por la izquierda. Los trenelenses, con Leguizamón para el control y con Guiñazú para liderar la batalla del mediocampo.
Equilibrio porque la pelota viajaba demasiado rápido por arriba y porque cuando intentaban asociarse, las resoluciones eran efímeras. Poco y nada en ese cuarto de hora inicial. Entonces, Alvear soltó más al tándem Rodas-Arriola y parecía que empezaba a comandar las avanzadas, forzando algunas pelotas quietas que generaron zozobra a los 16’ y a los 18’ cuando Góndolo fue a buscar en el área contraria y por arriba.
Fue un espejismo ese querer torcer la historia, ya que todo volvió a mesetarse minutos después, porque All Boys, aplicado, ordenado y con presencia física, nunca se dejó doblegar por un oponente que no encontraba grandes ideas en los últimos metros de la cancha.
Poco y nada de claridad en ese primer tiempo que se consumió con cierta intensidad y sin acciones desbordantes para las gradas.
A la vuelta y a los 4’ Lucas Gutierrez se jugó el pellejo barriendo un ingreso de Abraham y a los 7’ Freytes remató cruzado y lejos. Parecía que el Alvear volvía a aquella sensación de dominio. Pero Caser mandó un centro a los 10’ que Guiñazú no llegó por poco metido en el área menor y a los 15’, otra vez Caser con un remate forzado que cayó a la bolsa de Santucho indicaron que la finalísima empezaba a estar para cualquiera de los dos.
Hay que decir que Alvear jugó con mayor presencia en campo contrario, con Freytes, con Arriola, con Galetto más adelantado y ya con Bertaina en cancha. Y All Boys volvió a ser ese esforzado conjunto de voluntades, con una defensa notable liderada por Brian Montero, ese equipo que no daba una por perdida y que añoraba acertar de contra y que jamás se concretó.
En ese tiempo donde no sabes bien si ir a buscar o meter la pausa, cerquita de los 40’ , Alvear FBC tuvo la más clara del partido, con Maciel y con Freytes y que por el cierre milagrero del “Mono” Rivero terminó en nada.
Después los penales, justo en el arco donde estaba la parcialidad visitante, para el disfrute posterior supremo. De aquel manotazo arriba de Rivero sacándole el remate a Facundo Montero y de aquella definición con la pelota bien apretada junto al poste izquierdo de Juan Manuel Martínez, había pasado escasísimo tiempo. Un soplo, fue, para los corazones palpitantes. Una ráfaga sublime para que All Boys de Trenel, escribiera en sus 97 años de historia, nada más ni nada menos que su página más gloriosa en el fútbol pampeano.
Intendente Alvear (C)
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