En cuanto al estado de estos espacios solidarios, sostenidos en mayor medida con donaciones de la comunidad piquense, quienes se encuentran al frente de los mismos manifestaron que siguen “recibiendo prendas para entregar a las familias que más lo necesitan”, pero que en esta época en particular y con la pronta llegada del invierno comenzaron los pedidos de abrigos, ropa de cama y calzado.

 

“Todo está muy difícil y a una familia, por más acompañada que esté, le cuesta mucho comprar un par de zapatillas que no baja de veinte mil pesos; las camperas van de los 30 a los 60 mil pesos y quienes tienen más de dos hijos son los más complicados. Muchas eligen entre comer o vestirse, no pueden pagar las cuentas y se está viendo cada vez más demanda de todo tipo de cosas”, indicaron.

 

Agregaron que abren las puertas de los roperitos dos veces por semana, que “cada vez viene más gente” y que intentan ayudarse “entre todos los espacios solidarios”.

 

Expresaron que “este año se proyecta muy difícil, los sueldos no aumentan a la par de los servicios y es muy caro comprar alimentos” y que han tenido pedidos de “mujeres embarazadas que necesitan ropa de bebé y distintos elementos”, al tiempo que informaron que últimamente se acercaron “estudiantes de Enfermería que necesitan contar con ambos y chaquetas para cursar la carrera”. 

 

“Siempre charlamos con quienes se acercan al ropero, sobre la situación particular de cada familia y vemos que los dichos son cada vez más desalentadores, fundamentalmente que la mayoría no llega a fin de mes”, puntualizaron. 

 

Cabe mencionar que tanto roperos comunitarios como instituciones y entidades solidarias comienzan en este mes a delinear estrategias para enfrentar de la mejor manera posible el invierno, mayormente a través de campañas y colectas donde los elementos más pedidos son camperas, medias, guantes, frazadas y acolchados.