Vale la pena recordar los versos de Raúl Seixas / Enrique Santos Discépolo, que hicieron realidad en “Cambalache” las formas en que se desarrollaba la vida en una Argentina confundida, donde todo es igual o parecido.
Hoy vemos que intentar entender las estrategias de los políticos es una tarea imposible de concretar, ante las idas y venidas y como dirían los viejos “un entongue” que realmente confunde.
Uno presume que va bien encaminado y procura volcar a sus lectores una impresión de lo que está sucediendo a nivel campaña, más allá de los disensos naturales y propios de cada uno y se encuentra de pronto que lo de ayer fue un amague, nada es real. Hoy se manejan otros acuerdos y los enemigos de ayer, pueden ser los colaboradores más importantes mañana.
Como expresa el tango: “se ha mezclá’o la vida .Y herida por un sable sin remaches. Ves llorar la Biblia junto a un calefón”. Y encaja justo: “Siglo veinte, cambalache, problemático y febril. El que no llora no mama y el que no afana es un gil. Dale nomás, dale que va. Que allá en el horno se vamo’ a encontrar”. Para nosotros el horno sería todo el territorio nacional y corresponde poner siglo XXI.
Vale pensar que Santos Discépolo veía la sociedad desde una óptica concreta. Era lo que está sucediendo. Se vislumbraba una profunda degradación social, que la mayoría pretendía ignorarla y fue ganando terreno y hoy, nos encontramos que atildados, de saco y corbata, bien vestidos nos muestran que hace años nos venimos “revolcando en el mismo lodo”...
Los ciudadanos de bien -que por suerte son la mayoría- ven asombrados cómo se va produciendo la metamorfosis de aquellos que, en algún momento, ofrecían un escenario diferente.
Eran otra cosa, se llamaban el “cambio”, pero la frustración llegó pronto, eran imposturas que “vendieron” y muchos las compran pensando en que es una manera de salir del atolladero.
Resulta difícil encontrar la “verdad”. Todo es parte de estrategias tendientes a ganar votos. Son lo que los entendidos denominan “medias verdades”, en realidad un suceso mucho más dañino que la cruda y dura realidad que se desprende de la mentira.
Hoy tenemos un escenario en donde todo está confundido, ante una parte de la sociedad con enorme incertidumbre, porque no ve salida ni futuro y está pensando y preocupada, en el mañana de sus hijos.
Se nos presenta con claridad que: “Si es lo mismo el que labura. Noche y día como un buey. Que el que vive de las minas. Que el que mata, que el que cura. O está fuera de la ley”, y dejamos afuera de los versos el narcotráfico que ya convive con nosotros y está vulnerando profundamente la ciudadanía, en especial a las y los jóvenes, ninguna duda que estamos no al horno, incinerados.
Vemos, algunos con sorpresa -otros los más veteranos que expresan esto era lo previsto- cómo los distintos sectores tratan de arrimar el “bochín” a determinas personas que pueden otorgarle respaldo a sus pretensiones eleccionistas.
Alguien diría, “es más de lo mismo”. En realidad, los cambios deben ser generacionales, más allá de las inexperiencias, pero ideas nuevas, frescas, no contaminadas y con objetivos claros y precisos.
Lo que estamos observando hoy es repetitivo, tiene otros condimentos, que hacen al comportamiento humano, con sus debilidades y fortalezas, pero prima la búsqueda del poder a cualquier costo.
La transformación, creemos que ha comenzado. La ciudadanía que fue a votar en las PASO, fue otra. Señaló claramente que había en la comunidad una mirada diferente hacia el territorio manejado por los sectores de la política y las urnas mostraron lo que para muchos fue enojo, bronca, la firme decisión de decir basta y empezar algo nuevo. Todo forma parte de la complejidad del comportamiento humano.
Pero algunos le encontraron justificantes, otros directamente no lo entendieron y pensaron y aún piensan, que había que cambiar las estrategias.
Fueron algo más de 7 millones de votos, donde hubo una mezcla social de enorme trascendencia que los que analizan el comportamiento de la población vieron y dieron a conocer su interpretación.
Pero si algo tiene el ser humano es el defecto de tropezar reiteradas veces con la misma piedra y en esta oportunidad lo que se percibe es que vamos en ese camino de volver a equivocarnos.
Vale la pena pensar y analizar cómo estamos, qué queremos y cómo podemos lograrlo. Seamos egoístas y veámoslo desde la puerta para adentro, mirando nuestra familia y nuestros hijos, solo así, tendremos menos chance de fracasar.
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