La Teoría de los “Dos Demonios” se conforma, desde nuestra perspectiva, como una herramienta de análisis histórico, nos brinda la posibilidad de entender posturas y posiciones de los diferentes actores sociales a partir de la promoción o crítica de la teoría.
Según expresara Marc Bloch (1957), “la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero quizá no es menos vano agotarse en la comprensión del pasado si no se sabe nada del presente”.
Estas mínimas deducciones del especial significado que adquiere la expresión, que intenta encontrarle una explicación -si es que la tiene- a las posiciones que se asumen ante sucesos, fundamentalmente donde están presentes los actos beligerantes, forma parte de lo que esta sucediendo en el Oriente Medio, donde una acción, producto del terrorismo ha sacudido al mundo, fundamentalmente por su violencia despiadada, donde se conjuga un odio ancestral con lo político, aspectos que se asoman como problemas irresueltos.
Cuando se producen estos lamentables sucesos, aparecen los que bajo el tutelaje de la teoría de los dos demonios, intentan darle una explicación a lo que debe considerarse un delito de lesa humanidad y que no resiste el menor análisis exculpatorio.
En este mundo de enorme complejidad social y económica, estamos observando que con una enorme liviandad se hace uso y abuso de la fórmula que determina que todos tienen razón.
Se lo ve en la atrocidad de un grupo terrorista que decide poner por delante de lo humano, el odio ideológico -basado en fundamentos- políticos, que son tan antiguos como el mundo y que hoy en pleno auge de la modernidad, con avances científicos sorprendentes, con la aparición de la Inteligencia Artificial, todavía existen los que creen que todo se debe resolver por la fuerza del más fuerte.
Rusia acompaño esta ola, con la invasión a Ucrania que ya lleva más de un año, destruyendo gran parte del país y amenazando con continuar, hasta que no se establezca una rendición total. Corea del Norte se muestra como el eje de una nación que se está preparando para la guerra, China que emerge como la gran potencia que pretende un ‘pedazo de la torta’, los países del Medio Oriente que mantienen un enfrentamiento desde hace un centenar de años y naturalmente EE.UU, que sigue mostrándose como una gran amenaza para cierta parte del mundo.
Todos pretenden no quedar fuera del reparto. Están constituyendo parte de esta Teoría que alimenta el poder omnímodo, a cualquier precio, especialmente en el ejercicio de las fuerzas del terrorismo que se convierten en el brazo armado de las grandes potencias.
Nada mueve a pensar que esta situación que hoy esta viviendo gran parte del Universo, van encaminadas a llegar a soluciones que tengan como principio fundamental la paz y la convivencia.
Sorprende que se escuchan las voces de un lado y del otro, todos tienen razón y pretenden justificar lo que esta sucediendo.
La realidad indica que en estas contiendas prima -fundamentalmente- la planificación del más fuerte y crecer a expensas de los más débiles.
Si nos ponemos a repasar la historia, se están volviendo a repetir, con otras metodologías, lo que viene marcando el nacimiento de las relaciones humanas. Es una ‘torre de Babel’, donde todos hablan distintos idiomas y están lejos de comprenderse.
Se ve en todas las circunstancias que hoy vive la sociedad actual, ya sea en lo social, económico, empresarial, productivo, financiero, todo es un teorema sin soluciones, que cierne sobre la humanidad, la amenaza con volver a enfrentarse por la ambición desmedida hacia el poder absoluto.
Todo hace pensar que estamos ante una escalada que no tiene -por ahora un final predecible- Las situaciones que se producen estarían señalando que se abren las puertas de una confrontación que -algunos entendidos- ya denominan como el principio de una guerra que podría generalizarse si las grandes potencias ven en riesgo su poder en el mundo actual.
Aunque otros difieren de esas opiniones, entendiendo que existen -hoy- mecanismos que ofrecen perspectivas de convenir, en aras de una paz duradera.
Debe volverse a la plena racionalidad y dejar de lado los egos y ambiciones personales que están transformando una forma de vida de plena convivencia.



Escriba su comentario