MARTES 08 de Octubre de 2024
 
 
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“El cuento de la buena pipa”...

Vale recordar algunos aspectos del contenido del relato “El cuento de la buena pipa”, algo así como: “escuchar y prometer contar su historia a todo aquel que no supiera escuchar. Aunque un poco fantasiosa, la moraleja de la historia es que debemos escuchar a los demás, del mismo modo que nos gusta exponer algún criterio”.

Esto sucedió -en parte- con la compleja forma que utilizó el presidente libertario Javier Milei el domingo pasado, para explicar, o pretender hacerlo, los alcances de un presupuesto para el país a cumplir el año próximo. No muchas conclusiones positivas, mucha burla hacia sectores opositores, evidenciando una falta de nivel educativo, porque usó el atril presidencial para denostar y señalar a quienes presuntamente se equivocaron o “no la vieron”.

El mayor yerro cometido, procuró ser subsanado posteriormente, por los funcionarios Caputo y Francos, a los gobernadores, dejándoles saber que en los dichos hubo “exageración”.

Inexplicable para marcar que el presidente, que tuvo tiempo para elaborar 35 minutos de exposición al país, que ahora sabemos que en su mayor parte no lo escuchó y apagó el televisor, pudo intentar amedrentar a los titulares de las provincias argentinas, diciéndoles que se les acerca el golpe final para acorralarlas económicamente.

¿Fue intencional?. Realmente puede considerarse que el primer mandatario extremó sus dichos por error, o es una clara muestra que su andamiaje psicológico plantea fallas y en su “escenario mesiánico del poder”, piensa que puede decir lo que quiere, como quiere, sin mensurar el daño que puede causar.

El economista y contador público recibido de la UBA, Juan Enrique, en diálogo con el medio santarroseño Radio Noticias, que se contaba entre los amigos más allegados al libertario, expresó su opinión en relación a la situación actual del país, dejando claramente explicitado que el accionar presidencial está encaminándose hacia el final de su rol como mandatario.

Entre muchas de las definiciones que hizo el economista entrevistado, señaló que: “lo planteado por el presidente Javier Milei el pasado domingo por cadena nacional, es una clara demostración que ‘no sabe nada de economía’ y que ‘se tiene que ir con un pedido de juicio político formal por mal desempeño’”.

Las encuestas realizadas post exposición, dejaron evidenciado que el lapso de bonanza y la “carta blanca” que la ciudadanía, aquella que lo votó y la que entendió era una nueva oportunidad para experimentar el cambio, dijeron numéricamente: “Hasta aquí llegamos”, ahora tienen que venir “las soluciones”. 

Es evidente que la presencia de Javier Milei, en el atril montado en la Cámara baja, fue una “MISE EN SCÈNE” montada, especialmente, buscando sorprender y mostrarse diferente a todos. El resultado fue negativo.

Según Macri dice que por el fracaso de la cadena empezó el tiempo de descuento de Santiago Caputo. El ex presidente cree que el líder de los Peaky Blinders quedó debilitado ante empresarios y dialoguistas por el fiasco del show del Presupuesto. Es parte de la guerra de poderes.

Todos o una gran parte sostiene que la actuación presidencial, utilizando el personaje disruptivo, hiriente, agresivo, irónico para señalar al sector opositor, esta en su último tramo. La obra de teatro tiene un final esperable anunciado por analistas y opinológos políticos.

La realidad se está imponiendo al relato y los actos de quienes más estrechamente lo rodean -salvo excepciones muy marcadas- están quedando al descubierto, dejando claramente señalado que anhelan el poder y fundamentalmente las “cajas”. 

A esta altura ni Nostradamus se animaría a un pronóstico sobre el futuro de Argentina. En una contienda de “todos contra todos”, genera un estado de inestabilidad e incertidumbre que resulta alarmante, pero de cuyos efectos hay quienes pretenden sacar beneficios.

Todo transcurre por el desarrollo de un juego macabro en el que se oponen egoísmos personales por sobre los intereses de la sociedad en su conjunto, piense como piense.

A esta altura resulta infructuoso pretender que el presidente libertario Javier Milei cambie su actitud y mucho menos que retroceda en sus objetivos para para alcanzar el fin propuesto.

No habrá, de eso estamos seguros, acuerdos y / o negociaciones en donde se pongan en juego las reales estrategias de una política democrática en donde se opere, en base a los beneficios del conjunto y no de ámbitos sectoriales, que solo están cuidando la “quintita” procurando alcanzar el poder que hoy esa en manos del “circulo rojo”: Javier Milei, Karina Milei y más cuestionado, pero aún con mucho poder, el asesor Santiago Caputo.

Estamos llegado a ciertos límites en lo social y económico, sin dejar de tener en cuenta el internismo en Cancillería, pleito aún no solucionado, la confrontación con “las hordas gremiales” decididas a plantear batalla. Resquemores y empujones en el staff ministerial, donde llama la atención la quietud de Guillermo Francos, la pasividad, aparente, de Karina Milei y la frialdad en las decisiones de Economía y el área de Regulación y Transformación del Estado.

Decía el florentino Nicolas Maquiavelo: “La sabiduría consiste en saber distinguir la naturaleza del problema y en elegir el mal menor”. 

Otra visión maquiavélica: “La política no tiene relación con la moral”. Para cerrar: “Quien desee éxito constante debe cambiar su conducta con los tiempos”. De no hacerlo está más cerca del fracaso que del éxito.
 

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