Hoy se celebra el Día del Bioquímico y en ese marco La Reforma dialogó con Silvana Actis Giorgetto y Guillermo Liboa, profesionales de la bioquímica, quienes además de integrar el equipo de trabajo de Salúbritas Diagnóstico y Tratamiento, también cuentan desde hace dos años con un laboratorio en la Clínica Argentina.
Ambos trabajan juntos desde hace 20 años y a la hora de hablar sobre la elección de esta profesión, fue Silvana quien contó que lo hizo gracias a “Francisco Riesco, por él la elegí; me sacó sangre a los ocho años para operarme y me dejó entrar con él al laboratorio, donde vi todo lo que hacia, de alguna manera seguí mi sangre mientras él trabajaba y ahí decidí qué era lo que quería estudiar; también reforzó esa decisión la doctora Spinozzi, a quien tuve de profesora mi último año de secundaria”.
“Me gusta mucho el contacto con la gente, poder decirle al médico lo que pasa adentro de cada persona a la que le sacamos sangre, y esto de ver el ser humano desde el interior”, observó.
Añadió que “los pacientes cuentan muchas cosas y terminamos así uniendo esos relatos con los resultados que estamos viendo al momento de analizar esa sangre; tenemos todo el panorama de una persona por unos momentos, incluso cuando vienen a buscar los resultados preguntan cómo salieron, y nosotros como profesionales tenemos que limitar lo que decimos porque el diagnóstico se lo da el médico”.
Extracción de sangre
“La acción de sacar sangre es una cuestión de práctica, lo que vamos manejando con el tiempo es cómo preguntarle a una persona lo que nos interesa saber en base a lo que le están pidiendo en la orden; hay que tener cierto tacto para que no se sienta invadida y siempre tener en cuenta que hay estudios que son más delicados que otros, hay que tener cuidado pero necesitamos tener algunos datos que nos van a servir a la hora de ver los resultados”, explicaron.
Agregaron que con los laboratorios sucede lo mismo que con los médicos, “la gente nos elige y quiere hacerse los análisis con su laboratorio de confianza, sobre todo en pacientes de cincuenta años hacia arriba”.
En este tramo de la entrevista y sobre el tema de la extracción particularmente, los profesionales indicaron que “en algún punto esa parte de nuestro trabajo es la más dura, ya que a veces nuestro prestigio está medido por una extracción de sangre que es la mínima parte de nuestra tarea; es una pena que a veces se juzgue a un bioquímico por cómo saca sangre”.
“Hay pacientes que te preguntan si estudiamos tantos años solo para sacar sangre, y desconocen el enorme trabajo que hay posterior a eso; ese es el momento donde les explicamos lo apasionante que es la bioquímica y lo que realmente hacemos todos los días”, manifestaron.
Economía, avances y nuevas tecnologías
Sobre este punto, Liboa indicó que “la situación está compleja, a tal punto que hoy, los laboratorios chicos, como los que están en General Pico -ya que todos trabajamos aproximadamente 40 o 60 muestras por día, mientras que en Buenos Aires, los mega laboratorios reciben entre 25.000 y 40.000- podemos adquirir un equipamiento de última generación, pero algunos análisis son mucho menos costosos si los derivamos, y es cierto que los números empiezan a apretar”.
En esta línea comentaron que actualmente el laboratorio está poniendo todo el equipamiento a tope de gama “para que todo funcione perfectamente, una inversión de más de dos millones de pesos”, señalaron.
“Lo cierto es que tenemos mucha presión tributaria, los proveedores son pocos, no hay una gran oferta, los costos están fijos y está establecido cuanto cobras por el Estado nacional; lo bueno es que el trabajo siempre está, siempre hay demanda aunque últimamente hay una leve baja de pacientes”.
Reflexión sobre la fecha
“Es fundamental no juzgar y creer que el bioquímico solo te va a sacar sangre, entre nosotros debemos llevar la profesión hacia lo más alto porque a veces nuestro trabajo no se visibiliza, tal cual como sucedió en pandemia, donde trabajaron muchos bioquímicos pero el agradecimiento fue solo para los médicos y los enfermeros”, sostuvieron.
Y completaron: “La nuestra es una carrera de grado, de seis años, con residencia, tal cual la de medicina; muchas veces somos los que les avisamos a los médicos qué deben hacer con los pacientes; es más, la OMS estima que el 94% de los diagnósticos se hacen por análisis clínicos”.
Escriba su comentario