SÁBADO 20 de Abril de 2024
 
 
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Yo, soy yo...

En realidad es una aseveración con la cual debemos coincidir con un pequeño agregado, faltó el cierre que le dio Ortega y Gasset a la expresión: "Y mi circunstancia, si no la salvo a ella yo tampoco me salvo...".

Cuando procuramos realizar un análisis y entender el contenido de esta frase, aparece como explicación más coherente que: "Nos está queriendo decir que no todo lo que le sucede depende de él, que él o ella no son del todo responsables porque también han influido las circunstancias".

En algún caso, o en muchos, tal vez más de los que quisiéramos, es una ‘rebuscada’ fórmula utilizada por quienes a ‘capa y espada’, están intentando zafar de alguna ‘circunstancia’ que nunca jugó en su mente que podría ocurrir.

En percibirse, por sobre el resto de la sociedad, de plantear un Estado mesiánico, nada fácil de entender. Hay que padecerlo y hacerlo padecer, para que los que son meros espectadores, adviertan que hay cosas que no funcionan.

José Ortega y Gasset (Madrid, 1883-1955), filósofo y escritor español. Catedrático de Metafísica en la Universidad Central de Madrid, fue un profundo estudioso del comportamiento humano, poniendo de relieve esto por definición: “Nadie nace malo, asesino, ladrón, o con cualquier otra desviación moral o de conducta. Es todo obra de las ‘circunstancias’ que lo rodean y que van formando al nuevo sujeto o deformándolo, según podría apreciarse cuando los resultados de lo que es, atenta contra el resto de la ciudadanía”.

Decía Friedrich Wilhelm Nietzsche, filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, cuya obra ha ejercido una profunda influencia en el pensamiento mundial contemporáneo y en la cultura occidental:"‘...Parece indispensable decir quién soy yo, el deber de decir: ¡Escuchadme!, pues yo soy tal y tal. ¡Sobre todo, no me confundáis con otros!’.‘Que sería el verdadero objetivo de su actitud".

Continuando con las definiciones del filósofo Ortega y Gasset: "¿Quién soy yo? Soy una persona única, especial y muy valiosa. Mis características físicas me diferencian de los demás, por ejemplo: mi cabello, mis ojos, mi piel y mi estatura. También, mi forma de ser y mis actitudes me distinguen de los demás y me hacen una persona irreemplazable".

Si va encontrando en estas observaciones -en el plano filosófico- algún ejemplo en nuestra vapuleada Argentina, no es pura casualidad: EXISTE.

Tenemos muchos ejemplos, pero se distinguen con absoluta nitidez en el ámbito de la política. Pareciera ser que, a los que denominan ‘la clase o la casta’, está marcando singularidades que los ubican por sobre el resto de la ciudadanía.

Las palabras de la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, en un acto académico de la Universidad Nacional de Río Negro, de la provincia homónima, fue expositora de una tema referido a la actualidad nacional y a la economía del país. Allí puso claramente en el escenario de su protagonismo como la ‘Única’. Ese aspecto que destaca la filosofía cuando alguien cree estar en la cima del pensamiento humano.

Cuando se está haciendo referencia a su persona, manifiesta: ‘Yo ya estoy en la historia...’, se supone una actitud egocéntrica, donde confluye una serie de circunstancias, que ha generado, en su personalidad, una transformación integral que la ha llevado a suponer que está por encima de todos y todas.

En esta oportunidad, con la casi simultaneidad del conocimiento público de los fundamentos de la sentencia, que la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para desempeñar cargos públicos por hechos de corrupción, cargó contra los jueces, fiscales y reiteró su posición de estar proscripta por el ‘Poder Judicial’.

También fustigó la situación económica y a quien fuera su mentor el exministro Martín Guzmán. En realidad sobrevoló como el ‘Ave Fénix’ (que simboliza que son fieles a su carácter, que siempre les lleva a resurgir de los malos momentos, aunque también pueda provocarlos. El Ave Fénix es un animal de fuego, y como éste quema y a la vez da vida). Fue una manera subliminal de expresar que sólo ella puede reconstruir la Argentina de hoy.

De esta manera estamos los argentinos. Enfrentamos la decisión en un difícil proceso mediante el que, procuraremos, realizar una elección entre alternativas o formas de resolver diferentes situaciones de la vida.

Fundamentalmente es la búsqueda, para encontrar, tras muchos errores cometidos, quién o quiénes podrán transformar este país -casi invivible- en un territorio que recupere la esperanza, aliente al crecimiento ciudadano y ver como objetivo final: un futuro. 
 

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