VIERNES 19 de Abril de 2024
 
 
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Vivir hoy: una verdadera odisea

No resulta fácil, hoy, poder desarrollarse en el marco de la sociedad argentina. No alcanzamos a salir de una situación problemática, cuando ya estamos o metidos o enfrentados a otra, que no nos permite reaccionar con razonabilidad o un adecuado sentido común.

Desde que iniciamos el nuevo camino del ejercicio de la democracia, en 1983, somos herramientas de diferentes manejos que fabrica la política, en un ‘enfermizo’ deseo de quedarse con el poder.

No percibimos o nos negamos a aceptar que el juego democrático impone ciertos condicionamientos y uno, tal vez el más importante, es el que desempeña la sociedad como dueña absoluta de decir quién quiere que los gobierne.

Para ello su mejor argumento es el voto. Ejercicio que en los últimos años es objeto de un ‘bastardeo’ infame, donde abunda la compra de voluntades y el manejo de verdades a medias, que en definitiva son peores que las mentiras.

Vivir se convirtió en un verdadero desafío. El tejido social se comenzó a desgranar, preso de políticas desacertadas que eran manejadas por intereses personales, que alejaban la realidad del bien común.

Ya desde el mismo momento que admitimos que desde un cuerpo directriz obrero, comandado por Saúl Ubaldini, se sometiera al país a constantes convulsiones que se manifestaban en una sucesión de paros, que tenían un solo objetivo: romper la estructura democrática y desconocer que el método idóneo para cambiar estaba en el proceso electoral y el voto, ya comenzamos a equivocarnos y a vivir sometidos.

Hay quienes niegan esta realidad o pretenden dibujarla, para disimular sus ambiciones desmedidas. La estructura social se comenzó a romper y lamentablemente nos pintaron un futuro mejor, cuando en realidad lo que está sucediendo era una destrucción sistemática de una sociedad que mantenía sus divisiones, naturales.

Los que más tenían, los que luchaban en un estado medio por mantener su estatus y se conocía como la ‘clase media argentina’ y después venían las escalas a las que había que brindarles la oportunidad de crecer.

No nos dimos cuenta o no quisimos verlo. Se fue generando la ‘clase política’ que para persistir en los lugares de poder requería del manejo del voto y este estaba en poder de la gente. De esta manera dirigieron sus manejos a lograr un dominio de las mismas y para ello nada mejor que ‘mantenerlas’. Y así nació la prebenda como mecanismo para tener siempre un capital electoral.

Ya vivir se había comenzado a transformar en un laberinto plagado de dificultades. Aunque parezca mentira comenzó a desaparecer el pensamiento libre y se instauró el ‘pensamiento único’. Se fanatizaron los mensajes y la lucha se transformó en metodología social: era unos contra otros y pobres contra ricos.

Todo se compra o todo se vende, según con el cristal con que se mire. Vivir es una permanente lucha contra los ideales que nos convertían en seres dignos, respetables, más allá de nuestros errores, en serviles que respondíamos a la conveniencia de quienes nos aportaban más.

No se perdió el espíritu de rebeldía juvenil, donde estaban los valores de las nuevas concepciones. Late y se hace sentir. Ellos -como en algún momento fueron otras generaciones- también quieren que las cosas cambien. Que desaparezca la indigencia, la pobreza extrema, que haya trabajo para todos y fundamentalmente: tener futuro.

Una gran mayoría, como no lo encuentra en esta sociedad confundida, donde los políticos, ‘cocinan’ sus estrategias, dejándolos afuera de las decisiones, optan por alejarse de sus afectos y buscan otros lugares en el mundo donde tengan oportunidad de crecer y tener un mañana que le puedan dar a sus hijos.

Aristóteles al referirse al ser humano dice que ‘Es el ser que nace, se alimenta, crece, se reproduce, envejece y muere, siente, apetece, se desplaza, entiende, razona y habla’. El conjunto de estas actividades se suele denominar vida. Por lo que la vida, es una constante actividad’.

Por último citemos un pensamiento que traduce el sentido de vivir: ‘Immanuel Kant buscó, por encima de todo, enseñar al ser humano a pensar por sí mismo y a rechazar los dogmas de todo tipo, que destruyen la razón y someten el libre pensamiento a ideas fijas. No por ello negaba la importancia del conocimiento previo, al contrario, lo consideraba imprescindible como punto de partida para desarrollar una forma de vivir’.

Nuestra odisea de levantarnos todos los días y no saber cuál será nuestro futuro ni el de nuestra familia, debe tener un final y creemos que es comenzar a volver a pensar por nosotros mismos. Fundamentalmente a ser ‘libres pensadores’. Solo así tendremos futuro.
 

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