MARTES 08 de Octubre de 2024
 
 
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Transformar y regular: lo que se viene

Las formas regulatorias y la transformación del Estado que pergeña Federico Sturzenegger y que comparte integralmente el presidente Javier Milei procuran un desmantelamiento total de la estructura gubernamental, arrogándose únicamente el poder controlador; ya están en marcha.

Hay en la lista de achique, cierre y privatización: 59 empresas, muchas de las cuales ya han iniciado su reacomodamiento buscando las mejores formas que permitirán su funcionamiento no dependiendo del Estado. 

La etapa de analizar las opciones está en pleno desarrollo, habiéndose acelerado ante el conflicto planteado con los aeronavegantes, que ha colocado a la empresa Aerolíneas Argentinas a la cabeza de ser uno de los primeros actos privatizadores, alejándose el gobierno de su función empresaria y dejar de ser un jugador del libre mercado para pasar a una escala de supervisación.

Esta acción le permitirá desprenderse de aquello que no reporte beneficios y configure una carga para los recursos del Estado Nacional. Ahora se viene el: “Si no da ganancia, afuera...”.

Resulta difícil poder tener respuestas positivas y / o negativas del proyecto que anima hoy el gobierno liberal-anarcocapitalista de Milei.

Buscar ejemplos en países del primer mundo, dado nuestro estado en calidad de ascender a emergente, impide poder hacer comparaciones que arrojen un resultado satisfactorio o no, según sean las circunstancias de una operatoria, en la que el mercado liberado integralmente pasa a constituir uno de los ejes sobre el cual rotaría la futura economía argentina.

El cambio que se propone es sustancialmente global y compromete socialmente la estabilidad del territorio nacional. Cada instrumentación que se haga representa una acción de movilidad humana que, agravaría los indicadores que hoy nos plantea ser un país pobre, con mucha indigencia y altos números de desocupados que impiden pensar en crecer y mucho menos tener un futuro al que todos aspiran.

Las decisiones que materialice el presidente obedecen a un plan transformador, donde el proceso disruptivo es la herramienta que les permitirá concretarlo.

Esta modalidad política, de romper para construir, destruye una forma de vida que, con sus altas y bajas, lleva más de 200 años. Y si de algo estamos seguros es que: una gran parte de la sociedad no está preparada para un cambio de esta naturaleza.

El Ejecutivo supervisa -como ya mencionamos ut supra- 59 sociedades y apura la presentación de balances. Pretende adelantar su programa transformador lo antes posible. Las alternativas que se evalúan y los plazos. El factor ideológico. “El Estado no tiene que ser empresario”. Esa es la premisa que hoy anima a quienes están abocados a dar cumplimiento a los lineamientos de Milei, que dirige el asesor “estrella” Santiago Caputo.

Hay aspectos que no trascienden y están referidos a otorgar el manejo integral al sector del mercado privado que pretende invertir sobre determinados emprendimientos que hoy resultan onerosos para el Estado. 

En razón de ello se habla de servicios de diversas naturaleza. Sabido es que ningún grupo inversor arriesgaría capital si los números que evalúan nos les resultan gananciosos. Cuanto menos riesgos existan mayor es la posibilidad que puedan concretar los mecanismos modificatorios de áreas que hoy son resorte del Estado.

Están sujetos a estos mecanismos, hasta ahora, los que se ubican en Transporte -Intercargo, EANA, AGP, SOFSE y Playas Ferroviarias, de Industria y Comercio -Polo Tecnológico Constituyentes-, de Innovación -ARSAT, CORASA, VENG-, de Energía -ENARSA, NASA, YCRT-, de Planeamiento y Desarrollo Productivo -IMPSA e INTeA-, de Hacienda -Casa de la Moneda, Banco Nación, Bice y Banco Hipotecario, entre otras-, de Defensa -entre ellas, Fabricaciones Militares, Tandanor, FAdeA y LADE-, de Obras Públicas -AYSA y Corporación Antiguo Puerto Madero-, de Comunicación -Contenidos Públicos y RTA, entre otras-, de Educación -Educ.AR- y de Minería -YMAD-.

En ningún caso se ha puesto en consideración -por lo menos que se sepa- el problema humano. Todo aquello que esté sujeto y sea factible producir el cambio e incorporarlo al libre mercado, una vez privatizado o transferido, tendrá un costo y es el valor residual centrado en que reconvierte una fuente laboral, que no se sabe qué destino tendrá. 

Prescindir del factor trabajador-trabajadora es uno de los mecanismos que están contemplados, aunque no se haya expresado abiertamente. Es uno de los fundamentos de las reformas laborales que se pretenden implementar en forma similar a las que existen en el primer mundo.

El gran interrogante es si la sociedad, cuando vea cómo se van destruyendo las estructuras sociales con la que siempre vivió, reaccionará positiva o negativamente.

Creemos que no es como suponen en el “triángulo del poder”: el presidente Javier Milei, su hermana “el Jefe”, Karina Milei, y Santiago Caputo. Hay una subestimación de la paciencia ciudadana o una sobrevaloración del poder que hoy ejercen.

Habrá que esperar los sucesos de los próximos días y presumiblemente tengamos alguna respuesta.
 

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