SÁBADO 20 de Abril de 2024
 
 
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Se inició la carrera electoral

Hasta ahora era solo algún que otro anuncio. Pronunciamientos que podrían asimilarse a un deseo de jugar una opción en las elecciones del 2023. Pero no pasaban de ser conjeturas que ponían los nombres a la consideración pública.

Pero los tiempos se acortan y pese a que aún restan varios meses, los sectores que componen el escenario político nacional, salen a la ‘cancha’ , porque deben comenzar a posicionar a quienes ellos creen pueden resultar los elegidos por el electorado.

Abundan las encuestas, unas más serias que otras, pero el ‘partido’ ya comenzó en procura de alcanzar los estamentos del poder que estarán en juego.

En el orden nacional la disputa es la resultante de fuertes internas, atento a que los nombres que figuran en la grilla, son muchos y todos dicen tener poder de ‘voto’. Como se expresa en la jerga política: ‘Han comenzado a contar la plata, para ver cuánto tienen en verdad’.

Hoy -según nuestra humilde impresión- resulta extremadamente difícil asegurar ganadores. Con excepción de varias provincias en donde el comportamiento político ha sido más homogéneo y los altos cargos serían poco discutibles, no así las composiciones del otro poder que también juega sus chances: el Legislativo.

En el orden nacional, más allá de los intentos de evitar una interna, las figuras con posibilidades de encabezar listas, no han cedido en acuerdos que permitan señalar alguien en particular con mayor peso, llegado el momento de tener que elegir.

Si es el partido del gobierno, los planteos son todos cuestionables. A nadie le sorprende que la figura que trasciende es la de Cristina Fernández de Kirchner por sobre el resto. Tiene un núcleo duro que siempre está ahí y que le otorga de arranque una ventaja del 25 al 30 por ciento sobre el resto.

Pero esto no le asegura caminar hacia una victoria. Cumplió dos mandatos y hoy no estaría asegurado que pueda obtener un tercero. Los indicadores de la casi totalidad de las encuestadoras, le dan un sesgo negativo muy alto, comparativamente con lo positivo. Y esto la aleja de ser la opción de la coalición del Frente de Todos.

Lo más significativo de este sector -hoy gobernante- es que la única figura que parece ir tomando cuerpo, aunque su margen de negatividad es muy alto, es el fundador del Frente Renovador, Sergio Massa.

No obstante no parece reunir consenso en las filas del peronismo ortodoxo y mucho menos en sectores del kirchnerismo volcados a Cristina o los que lidera Máximo Kirchner, La Cámpora.

Del sector opositor se ha puesto de manifiesto que del centro a la derecha se ven acomodando muchos candidatos. Si es de Juntos por el Cambio, hay por lo menos cuatro apellidos que pujan y no han cedido ni un ápice en su deseo de ser cabeza de lista.

Frente a ellos se alza la figura nueva, revoltosa, si se quiere irrespetuosa, la de Javier Milei, que recostado en la extrema derecha, a la que ha denominado el ‘Liberalismo puro’, gana terreno y se posiciona como una opción, fundamentalmente para el target que oscila entre los 17 y los 35 años.

Allí está su fuerte contenido político electoral, aunque existe una franja de ciudadanos y ciudadanas, a los que podríamos denominar los ‘disconformes’, que pretenden un cambio radical, que hasta ahora no se los está ofreciendo ningún partido.

En una posición intermedia, ni de centro, ni de derecha, ni de izquierda, está la Unión Cívica Radical. Y no nos animamos a signarles una inclinación definida porque según a quien escuches, hay de todo. Eso sí: son radicales y quieren ser gobierno.

También tienen varios nombres en la grilla de los nominados factibles, pero ellos sostienen que consensuarán sin necesidad de apelar a la interna. Tienen claro que quieren ser cabeza de una coalición y no meros acompañantes para hacer número.

Habrá que esperar. Dice el refrán que ‘los melones se acomodan con el carro andando’. Por ahora no hay sectores políticos que tengan nada definido. Hay negociados, pero ningún acuerdo, y la realización o no de las PASO, serán definitorias en esta etapa.

Las provincias aparecen -salvo cuatro o cinco muy cuestionadas- con un tránsito acomodado, donde las cabezas estarían definidas y no serían motivo de discusión, generándose la disputa en acompañantes de fórmulas y cargos legislativos, estos últimos de vital importancia para poder desarrollar un gobierno sin demasiadas controversias. 

En síntesis, ya nadie mueve piezas que no le resulten redituables a sus objetivos del 2023. Y no se nos supone una equivocación sino una hábil estrategia, de mantener lo construido y mejorarlo con gestión, que las ganancias vienen solas.

Hay un detalle final que no deberíamos dejar de considerar: se están debilitando los que se consideraban: los grandes electores. Siguen siendo respetados y su palabra tenida en cuenta, pero hay un aire de renovación generacional, que será una sorpresa.

Hay todavía mucha tela para cortar.

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