MARTES 16 de Abril de 2024
 
 
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Política, candidaturas y economía: Trilogía sin acuerdos

Uno procura entenderlos, los escucha, los analiza -dentro de las posibilidades-, ve resultantes y naturalmente la impronta de cada uno de los protagonistas de esta confusa situación que se vive en el país y que -lamentablemente- poco se entiende.

Cuando reiteramos que es un ‘todos contra todos’, aparece la negatividad clara y precisa, donde se materializa que sin consensos, acuerdos, dejando de lado los egocentrismos que dañan y perjudican, todo está destinado a que se concrete un nuevo fracaso.

Hace un poco más de 24 horas, escuchamos con suma atención los 40 minutos de exposición de -lo que consideramos un importante cuadro político argentino- Cristina Fernández de Kirchner. Esto más allá que existan o no coincidencias con todo lo que expresa.

Un detalle, que no pasó desapercibido para otros comunicadores, es que sus palabras están poseídas de un enorme encono personal. Sus ataques a un Poder del Estado, que no le es favorable a sus apetencias políticas de generar un ‘reinado’, nos parecieron desmesuradas.

Lo grave es que contaron con la aquiescencia de figuras de la política latinoamericana y europea, que señalaban que una decisión judicial que afecta al poder político, es una intromisión y en definitiva se puede considerar -para el o la afectada- una proscripción a sus apetencias de continuar ostentando el poder.

Los Poderes del Estado están integrados por ‘seres humanos falibles’. Es decir que: Tienen el potencial de equivocarse, fallar o faltar. Que puede tener fallas, defectos, errores o faltas, no es ni malo ni bueno, es HUMANO. Y más allá de su formación intelectual y o profesional, está dentro del marco de su actividad, que puede cometer errores. Pero indudablemente para eso están los otros poderes, que tienen la potestad de corregir y enmendar las fallas cometidas y revertirlas.

Mientras repartía culpas, alejaba de sus períodos de gobierno cualquier desacierto, en lo político, social, económico, empresario, industrial, agropecuario, hablaba de lo que se debería estar haciendo para solucionar los graves problemas que está enfrentando la Argentina, aparecieron las preguntas.

Esto nos trajo a la memoria una: ‘La vicepresidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner: ¿Es o no parte del gobierno?. Todo estaría indicando que sí. Y ahí aparece la otra preguntita: ¿Por qué no hace lo necesario para corregir tamaños errores que denuncia?

Si sabe cuáles son los remedios, por qué no aplicarlos. Dudas que se nos cruzan y como no logramos descifrarlas, buceamos en distintos ámbitos y todos hacen el mismo gestito ‘se encogen de hombros’, en señal de: NO LO SABEMOS.

Mientras estaba desarrollándose esa situación en el encuentro donde la rodeaban integrantes del Grupo de Puebla, el ministro de Economía de la Nación, operaba desesperadamente para establecer parámetros económicos que pretende consensuar con las principales entidades bancarias y grupos financieros del país.

El quebranto socio-económico-financiero, se ralentizó y las urgencias de vencimientos a cumplir con el FMI están lejos de poder cumplirse, fundamentalmente por la fuga de dólares y el pronóstico de una notoria disminución de ingresos en los próximos meses debido a la sequía que afectó notoriamente los cálculos previstos para hacer frente a los compromisos a vencer.

El escenario no es el mejor. Problemas sociales irresueltos y cada vez más conflictivos. Un titular de Hacienda que procura remedios, paliativos para frenar el descalabro económico en el que estamos. 

Una contienda en lo político, donde se juegan nombres, pero no se ponen a consideración de la sociedad los mecanismos que cada uno de los que pretende sentarse en el sillón de Rivadavia, tiene como política de estado para resolverlo.

No falta tanto, apenas cinco meses para dirimir supremacías internas en las PASO y a los sesenta días ya debemos concurrir a las urnas a elegir a quien suponemos más dotado para sacarnos del borde del precipicio. 

Todas son -por ahora- incógnitas. Como dijo el refranero sabio, popular: ‘Hay que desensillar hasta que aclare...".
 
 

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