LUNES 09 de Septiembre de 2024
 
 
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Nuevos perfiles...

Las difíciles alternativas de gobierno que plantean los libertarios y la ausencia de una estructura de poder, es generadora de movimientos sectoriales que han visto una oportunidad para plantear nuevas formas de gobernar.

Es indudable que nadie puede subsistir demasiado tiempo utilizando la agresividad, la ofensa, el insulto y la denostación como las herramientas adecuadas para gobernar. Eso es solo una imposición totalitaria con un marcado sesgo dictatorial.

Hoy en Argentina son todos escenarios de peleas: internas, externas, extrapartidarias y las más gravosas, a futuro, los encontronazos diplomáticos que operarán en contra de posibles acuerdos comerciales.

Para el pensamiento mileista es un nuevo formato que les permitía “vender” la transformación y el cambio. La guerra anticasta ya se esta convirtiendo en un cuento de hadas, que le vendieron a un sector de la sociedad que estaba harta de soportar los fracasos y el vil enriquecimiento de grupúsculos que se prestaban a ser útiles a los manejos de las prebendas de una politiquería que deformó la realidad.

Los gritos, el desenfado, el ataque cotidiano a todo aquello que se atreva a disentir, ya cansa, aburre y señala el desencanto en una ciudadanía que pensó que lo elegido, nunca podía ser peor que aquello que dejaban . Pero se equivocaron, si puede ser peor.

Bajo otras formas, poniéndole motes a los oponentes; llamando “degenerados fiscales” a los legisladores que eligió el pueblo; porque Javier Milei se olvidó que hubo un 47 por ciento de argentinos que prefería no cambiar y eligió sus representantes. También tienen derechos.

Hubo un principio -en el que Javier Milei- mostraba una notable agresividad contra aquellos que subidos en las estructuras del poder usaban la prebenda para tener dominio sobre los más necesitados. Salió decidido a pelear con los políticos y no políticos que se hacían millonarios de la noche a la mañana. Gran parte de la sociedad aplaudía y apoyaba esa acción.

Se pusieron en evidencia los negociados y las áreas que solo se constituían porque materializaban cajas suculentas que el Estado manejaba a su antojo; siendo que el dinero era aportado por el pueblo. Se mostraba como el impoluto que venía a poner Justicia.

Eso generó apoyos que ayudaban a disimular el desagrado del insulto y las malas palabras que pretendían construir una nueva forma, muy particular y personal de hacer política. “Pero todo no dura cien años”...

Y el deterioro interno comenzó a notarse. Muchos imitadores quedaron en “falsa escuadra” y provocaron respuestas muy contundentes a sus desaciertos. Hubo algo que olvidaron: No eran Milei, solo llegaron arrastrados por el apellido Milei.

Esa preeminencia absoluta pocas veces visto en la política, donde parte de la ciudadanía votaba un nombre, provocó que Javier Milei ganara un electorado en casi todas las provincias pero sin asegurar ningún respaldo nacional. Era Javier Milei para presidente y nada más.

De esta forma se fue armando la pirámide del poder,construida sobre la base de un solo hombre, sin respaldos ni estructuras en ningún ámbito de la política. Así es difícil gobernar.

Su reticencia a negociar, consensuar,convenir con otros sectores políticos de otros partidos, no resultó una actitud acertada. Hoy solamente con el PRO, arregló para alcanzar la presidencia en un “negocio” raro, difícil de entender, atento a que el poder de decidir lo tenían quienes habían perdido. De esta manera pudo llegar y sentarse en el Sillón de Rivadavia.

El objetivo logrado le permitió disponer de esa carta en blanco que se les entrega a los que llegan, pero tiene fecha de vencimiento. Cumplidos los plazos debería comenzarse la integración partidaria.

Javier Milei pensó y creemos que aún lo piensa que es el solo y el que no es degenerado, es enemigo y debe ser destruido, aún dentro de su mismo grupo integrado por apolíticos, inexpertos, pero muy ambiciosos.

Todo este andamiaje bastante engorroso, comenzó a desmalezarse y aparecieron aquellos que se consideraban opositores dialoguistas, pero que tenían el poder de decidir a favor o en contra del presidente Milei. Por caso Mauricio Macri, jugando a la “bolsa política” y obteniendo espacios que el “trío que manda” había evitado hasta el presente. Pero la realidad mata cualquier relato y el ex presidente marco la cancha y ahora pide futuro político.

Es el momento en que se manifiestan nuevos perfiles de una política diferente. Debilitado el poder del oficialismo y con muy pocas posibilidades de consolidar consensos. Se abren otras opciones.
Con una oposición descabezada y sin -por ahora nombres nuevos- se muestra un futuro conflictivo, que sin lugar a dudas no tiene posibilidades de volver atrás, es el poder las nuevas generaciones que procurarán el gran cambio.

La Argentina se esta preparando para ese salto cuantitativo que le permitirá al país alcanzar el crecimiento y futuro para las próximas generaciones.

Es posible que no lo estén viendo. 
 

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