LUNES 02 de Diciembre de 2024
 
 
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Los malos entendidos...

No resulta fácil manejarse informativamente, procurando llevar lo más genuinamente posible aquello que se produce, dice o hace el “trípode” del Poder de la Democracia: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Naturalmente ellos se expresan de acuerdo a -en el caso de la política- lo que piensan, obran o intentan desvirtuar porque lo consideran erróneo. Sucesos que la ciudadanía, en el marco de sus respectivas formaciones intelectuales, procura interpretarlas y razonablemente difieren con sus iguales.

Alguien dijo que las cosas se ven de acuerdo con el cristal con que se mira. Esa realidad es indiscutible, pese a los intentos que realizan desde los más altos niveles para que todos piensen igual y respondan en coincidencia con los objetivos que persiguen los emisores.

Una circunstancia similar ocurre en el Poder Legislativo, donde hoy se están abriendo profundas grietas ideológicas, consustanciadas con las preferencias personales de cada uno. En Diputados están los sectores todos enfrentados. Se sonríen, pero hay poca confianza mutua.

Ahora algunos van por la cabeza del presidente de la Cámara Baja, Martín Menem. Entienden que se ha partidizado al extremo de no admitir disidencias con aquello que viene del Ejecutivo y menos si lo empuja la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, a quien responde incondicionalmente.

En la Cámara Alta hoy los cuestionamientos más severos son contra la presidenta del cuerpo, vice presidenta en ejercicio, Victoria Villarruel, para quien el presidente Javier Milei, tuvo conceptos que marcaron las diferencias existentes entre ambos funcionarios.

Para el titular del Ejecutivo, la presidenta del Senado está muy ligada a la “casta”, sector de la política del cual -el titular del Ejecutivo- reniega y pretende eliminar definitivamente de los escenarios de la política argentina.

Para los menos memoriosos, vale recordar que Victoria Villarruel fue titular del Partido Demócrata Argentino, marcando un sentido centro derecha, y una clara identificación con el sector militar -al cual indiscutidamente está muy ligada por razones familiares-, aunque renunció a los cargos detentados cuando integró la fórmula presidencial de La Libertad Avanza.

La esencia ideológica de la dirigente, hoy presidenta del Senado, difiere sustancialmente de los principios libertarios-anarcocapitalistas que sostiene el presidente Milei. Aunque ese aspecto no la convierte en opositora, más allá de haber sido crítica de muchas acciones gubernamentales.

El Jefe de Gabinete Guillermo Francos, procuró salvar el presunto malentendido que surgió de las expresiones presidenciales en una entrevista periodística, manifestando: “Al presidente no se le debe tomar lo que dice textualmente, hay que interpretar la intencionalidad de sus expresiones”.

Buen intento, pero la grieta no pudo ser sellada y la reacción de quienes acompañan a la vice presidenta se hizo escuchar de diversas formas, en su mayoría procurando llevar claridad a la sociedad en relación a los roles institucionales, que tanto el presidente Javier Milei como la presidenta del Senado Victoria Villarruel cumplen.

Pero los malos entendidos siguen dándose y no solo son privativos del ejecutivo y Legislativo; también el Poder Judicial genera alternativas que socialmente se sienten, por dejar trascender determinados fallos que -al no ser cabalmente explicados- provocan confusión e intranquilidad en la sociedad y en el mundo de la jurisprudencia.

El tratamiento generado por un recurso de fiscalía, dió lugar a que la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de la prisión perpetua. En una sentencia firmada por Rosenkrantz, Rosatti y Maqueda, los jueces del máximo tribunal dejaron firme un fallo que indica que la reclusión perpetua afecta el “derecho a la esperanza” de un condenado. Lorenzetti no acompañó.

Hasta allí causó sorpresas y surgió el mal entendido, posteriormente aclarado, que no se cuestiona la “Reclusión perpetua” sino que se abre jurídicamente una perspectiva para quienes, cumplida la pena, tengan acceso a medidas como la libertad condicional, hasta ahora no aceptada por el Código Penal vigente.

En realidad, materia para entendidos en ella, pero que enunciado periodísticamente sin las correspondientes aclaraciones y alcances de la determinación del organismo judicial superior, el ciudadano de a pie siente que se vulneran derechos de quienes respetan y aceptan las leyes como forma de vida a favor de quienes las transgreden.

Hoy tema aclarado, solo un mal entendido, atento a que era información muy específica que requería argumentación diferente.

En este gran escenario, ahora le agregamos los “malos entendidos” como una forma de disculpar a quienes vierten expresiones que suenan de una manera aunque -según interpretan quienes los acompañan- la intencionalidad fue otra.

Más confusión, agregada a la notable incertidumbre que vive la ciudadanía, plantea un panorama difícil y conflictivo en todos los órdenes.

Pero como expresa: El dicho “ley Campoamor”, basado en el texto del famoso poema LIX, titulado “Las dos linternas”, dedicado a Guillermo Laverde Ruiz y que forma parte de la obra Doloras (1846) de Ramón de Campoamor, que dice: “Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira ...”.

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