JUEVES 25 de Abril de 2024
 
 
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La violencia sin límites

No es la primera entrega de esta columna en la que hacemos referencia a los "estados alterados de consciencia" una derivación psicológica, extremadamente compleja que se traduce en una violencia que no repara en límites y que está costando numerosas vidas.

Según la definición profesional de Arnold Ludwig: "Un estado alterado es cualquier estado mental, inducido por diversas maniobras o agentes fisiológicos, psicológicos o farmacológicos, que puede ser reconocido subjetivamente por el propio individuo (o por un observador objetivo del individuo) como representando una desviación suficiente en experiencia subjetiva del funcionamiento psicológico a partir de ciertas normas generales para ese individuo durante la conciencia de vigilia y alerta".

La sociedad argentina, está conviviendo con un importante sector de la población, que sale a la calle en abierta defensiva y es proclive a reacciones de una inusitada agresividad, para lo cual no solo apelan a manifestarse a través del ataque físico sino que ahora se materializan en el uso de armas blancas y de fuego.

Esto lo vemos a diario. El comportamiento en la calle, hoy, equivale a desarrollarse en una selva en donde se impone la ley del más fuerte, el más feroz.

Y es notorio el target de quienes, pretenden imponer -muchas veces lo logran- la violencia extrema. Chicos, púberes que entraron en un proceso que suele ocurrir entre los 10 y 14 años para las niñas y entre los 12 y 16 para los varones. Causa cambios físicos y afecta a niños y niñas de manera distinta. 

Esta transformación debería ir acompañada de un respaldo familiar, que constituya un dique de contención a reacciones que, es factible y así lo confirman entendidos en la materia, no comprenden.

En razón de ello es que no son pasibles de procesos judiciales y en la mayoría de los casos -por no decir en la totalidad- les son devueltos a sus progenitores, tutores o familias con las que viven, sin que hayan recibido un tratamiento adecuado que ponga freno científico-médico, a esos desbordes incontrolables.

Para quedarse con un celular, que porta alguna descuidada o descuidado ciudadano-ciudadana, apelan a un recurso que les asegura la ausencia de una reacción defensiva de quien va a ser robado.

Según Freud "la venganza de los seres humanos contra la sociedad, se plasma, por obligarlos a reprimir ciertos instintos necesarios para convivir en comunidad". 

Diferente a los animales, "los humanos deben renunciar a una parte de libertad personal al tener que adaptarse a ciertas leyes, ciertas normas comunitarias, como una de las formas posibles de convivir en sociedad". Un reflejo de lo que acontece en Argentina.

Compleja la interpretación freudiana pero permite establecer ciertos parámetros, que nos ayudan a intentar comprender estas situaciones que han desbordado a toda la comunidad.

Las lecturas que pueden realizarse de la interpretación que hace Freud de la violencia humana, es realmente, en extremo, complicada. 

Situación que nos remonta a lo que hemos venido insistiendo en los últimos tiempos: dado el grado de excesos -que ya no tienen edad- y se han convertido en un proceso de mucha crueldad, es necesario que los grupos interdisciplinarios que estudian al ser humano, sus reacciones y comportamientos, comiencen a darse cuenta que estamos en una pendiente, de extrema gravedad.

La información policial nos abruma pero nos muestra una realidad, que sería necio negarse a verla. La ola violenta se extiende a todo el país, agravada en algunas provincias, caso Santa Fe y conurbano bonaerense, donde se ha emplazado una corriente muy fuerte del narcotráfico.

Otra faceta que está habilitando esta seguidilla de muertes, en especial en el protagonismo del narco que procura ganar zonas, es la reacción ciudadana, que ante la pasividad de las fuerzas de seguridad, está tomando medidas violentas y se produce el "ojo por ojo, diente por diente". Una suerte de "vendetta" que no nos puede conducir a nada bueno.

La información refleja que: crece el descontrol en Rosario: saquearon y prendieron fuego otra casa tras el crimen del nene de 11 años. Los vecinos que conocen el terreno y saben quién es quién en sus barriadas, tomaron venganza de la muerte de Máximo Jerez, ocurrida el domingo y que dejó un saldo de tres niños más heridos y procedieron a quemar la casa de un traficante y dos más de otros presuntos narcos.

Estos son hechos puntuales que tienen una estrecha relación con el avance del narcotráfico en Rosario y en gran parte de la provincia santafesina, tiene correlato con tres luctuosos episodios, ocurridos en Buenos Aires, en los cuales resultó muerto un ingeniero venezolano a quien mataron para robarle el celular, acción delictiva supuestamente cometida por menores.

Tenemos que repensar nuestras vidas. El país se desmorona social y económicamente. Se requieren normas de convivencia y una profundización de los nexos educativos. Debe recomponerse el tejido social agrietado por necesidades extremas, que los llevan a ser materia ideal para ser utilizados por la delincuencia en general.

Debemos recuperar los valores morales y el respeto por el otro.

Se está a tiempo. Todavía no somos propiedad de los carteles ni de las bandas de delincuentes que han socavado sociedades en otros países. 

La realidad nos impone nuevas conductas. Reformular nuestra sociedad y elaborar nuestro futuro y el país que queremos para nuestros hijos.
 

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