VIERNES 29 de Septiembre de 2023
 
 
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Hablando claro la gente se entiende

Tenemos en claro que el sexo biológico asignado al momento de nacer cada persona se refiere a su cuerpo, o sea a la anatomía, mientras que el género y la identidad de género son cosas distintas que aún discute parte de la sociedad.

Pero cómo debemos tomar (me pregunto) a esa costumbre que tenemos los argentina de apodar con artículos o figuras femeninas a personajes masculinos o viceversa. 
Pareciera ser que el hábito fue iniciado por las hinchadas de fútbol y asimilado por la gente del espectáculo. Vayan algunos ejemplos:
La Pepona Reinaldi, futbolista que pasó por Belgrano y Talleres y le dio un título inolvidable al River del 75.
La Mona Giménez, cordobés inscripto oficialmente como Juan Carlos Jiménez Rufino, considerado el máximo exponente del cuarteto quién al cabo de décadas sigue preguntándose quién se ha tomado todo el vino.
La Tota Santillán, registrado como Ricardo Daniel Carías, conductor de televisión y radio, productor musical y cantante argentino, considerado uno de los animadores más exitosos de la movida tropical.
Los Palmeras, grupo argentino de cumbia santafesina que descubrió al bombón asesino mucho antes que la policía.
La gata Fernández que se llama Gastón Nicolás y que terminó jugando en Estudiantes de La Plata.
Y existen muchos otros casos también confusos como la Raulito, la oveja Telch, el Pata Medina, el pata e’ lana y la Cámpora.
Hay quienes afirman que esta modalidad la inició sin quererlo el entrenador de Guillermo Vilas, el también ex tenista y multimillonario rumano Ion Tiriac, quien de paso digo, confesó hace poco que tiene 33 hijos, tres reconocidos que llevan su apellido y 30 no legítimos.
Resulta que este Tiriac, al margen de su capacidad reproductiva, hacía en su tiempo declaraciones en confuso armado español, entreverando artículos y sustantivos de diversos géneros, como en general les ocurre a los venidos de países de otras lenguas.
Recuerdo haberle escuchado al rumano que “Yo dije a la Guillerma que el pelota debe pegar fuerte para que la otra jugador no alcance con el raqueta antes que salga del cancha...”.
Por estos días es posible que Tiriac esté aclarando a sus 84 años que “Es cierta que tengo muchos crías, pero yo las reconozco, tanto a las varones como a los mujeres, porque no importa cómo anotaron en la Registro Civil...”.

Por Hugo Ferrari - Especial para LA REFORMA
 

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