La ausencia de “líderes” que naturalmente consagra la ciudadanía, hizo que comenzaran a vislumbrarse los nombres que podrían heredar hegemonías partidarias.

En muchos casos, del “vernismo” por ejemplo, la presencia vigente del fundador y generador de la línea Plural, Carlos Verna, ofrece un escenario complejo, dadas las alternativas de cambios que se han ido produciendo con el correr del tiempo. 

En alguna campaña de no hace demasiado tiempo atrás, había dos opciones, cuando se perfilaba el vernismo como la fuerza con mayor poder electoral en la provincia.

Su conductor ofrecía la alternativa de “La Pampa o la Cámpora”, en una diáspora generada por los enfrentamientos que el fundador de la línea había mantenido desde hacía varios años con la conductora de ese sector del kirchnerismo, Cristina Fernández de Kirchner.

Pero bien establecen que “en la política todo es posible”, cuando enemigos antes, ahora se necesitaban acercaron posiciones y quienes se habían sentido integrados a la disyuntiva planteada de tener que optar, quedaron, como dice el refrán: “agarrados del pincel y en el aire”, porque los que arreglaron se llevaron la escalera.

Hoy ante un panorama plagado de incertidumbre, afloran los intereses sectoriales y las pujas se convierten en una suerte de juego, en que las estrategias mejor concebidas pueden llegar a obtener resultados positivos.

En La Pampa se produce el fenómeno -normal por otra parte-, en donde debe aparecer un nuevo dirigente que logre interesar al futuro votante del 2025 y si hace base sólidas pensar firmemente en el 2027.

Esto ocurre porque quien hoy está cumpliendo las funciones de gobernador, finaliza el ciclo de los dos períodos y debe ceder el lugar a una nueva figura que se supone estará dentro de aquellos que, desempeñando otras funciones, muestran claramente aspiraciones de ser los elegidos. Por caso los intendentes y legisladores.

Los movimientos empezaron y más allá de jugarse varios nombres que podrían estar en la grilla, se nos ocurre que “no por mucho madrugar se amanece más temprano”, como expresa el viejo refrán pueblerino, pueden irse sumando aspirantes con el correr de los días.

Buscando un respaldo en la figura del máximo dirigente de La Plural, el ex gobernador Carlos Verna, ya hicieron su aparición varios interesados en ocupar el lugar que hoy pertenece a Sergio Ziliotto. 

En estas circunstancias se han producido acercamientos de quienes, hasta no hace demasiado tiempo atrás, transitaban en veredas parecidas en lo ideológico, pero diferentes en su concepción y representación ciudadana.

Ya no parece estar presente la antinomia: La Pampa o la Cámpora. Se puede llegar a suponer que la fórmula que entregarán al posible votante, buscando que se sume será por “La Pampa o Javier Milei”. De todas maneras, estas dicotomías pueden ir variando y tan temprano es difícil predecir cuál será el final. 

El norte provincial aparece más cerca de mantener vigente el vernismo, mientras que en el centro y parte del sur, la búsqueda tiene otros “mentores” y si bien hay encuentros, asados y sonrisas, por ahora todos están jugando su propio partido.

Hay que presuponer que habrá acuerdos, negociaciones, cambios de figuritas, siempre existieron, pero hoy se está produciendo una variante generacional que piensa diferente, obra en consecuencia a resultados y no le interesan demasiado los nombres ni las historias.

Los escenarios políticos provinciales se van conformando; algunos tienen trascendencia y llegan a los medios de información, mientras que otros -más en reserva- también están concretando reuniones partidarias en busca de ordenar sus filas y alcanzar niveles de competencia que les permita pelear en las primarias y llegar al 2027 para alcanzar la gobernación, una aspiración que se les viene frustrando desde hace varias décadas. 

Nada está dicho y mucho menos hay definiciones. Los “silencios” de algunos sectores hacen mucho más ruido que los encuentros de “amigos”. 

Solo hay que esperar. Los tiempos irán mostrando los juegos y de allí surgirán los posibles candidatos.

Todo es por ahora “fuego de artificio”, sin efectos positivos. Distraen de los verdaderos objetivos. El tiempo futuro mostrará la realidad.