VIERNES 23 de Mayo de 2025
 
 
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El “sincericidio” de Macri...

El expresidente Mauricio Macri tuvo un reflejo mental -intencional o no- que lo llevó a decir la verdad “sin filtros, sin tapujos, sin tener en cuenta lo que siente la otra persona”, cuando se prestó a una entrevista con el portal Infobae.

Trasunto el dolor que elabora el fracaso y lo volcó en abrir juicios de valor con respecto a la relación que en un momento pareció había logrado con el presidente libertario Javier Milei.

La frustración de sentirse “ninguneado”, ignorado, se la achaca a la hermana del presidente Karina Milei y al asesor del presidente Santiago Caputo.

No pudimos observar ni antes ni ahora, que se mirara en el espejo y, viendo reflejada su imagen, reflexionara sobre sus propias acciones cuando fue presidente y posteriormente cuando intentó volver a tener poder entregando dignidad.

Autocrítica ninguna. Como ya es una inveterada costumbre entre nuestros hombres de la política, sin tener en cuenta su sector, siempre la culpa es del otro y los fracasos obedecen a las herencias recibidas.

Javier Milei desde un principio se mostró claramente autoritario. Para el presidente liberal-libertario-anarcocapitalista, el poder no puede pasar por diversas manos, debe estar concentrado en una sola persona y todos deben someterse a sus actos, compartan o no.

Muchas de las observaciones que, sincerado expuso ante el periodista que lo entrevistaba, fueron señaladas por muchos observadores y analistas políticos, que vieron en aquella primera “entrega incondicional” de Macri-Bullrich para derrotar al kirchnerismo, representado por el massismo, un desacierto que no llegaría a buen puerto.

En ese “sangrado” que denotaba dolor y resentimiento -aunque él diga lo contrario- Macri señalaba: “La verdad es que cuando él me habló de un proyecto de país yo me entusiasmé y después devino este proyecto de poder que no me entusiasma tanto”. Habría que decirle: ESO ES MILEI.

Las actitudes del personaje salido de las pantallas televisivas, y de los stand up montados exprofeso para ganar rating, mostraban una personalidad disruptiva, que basaba su acción en gritos, expresiones no exentas de contenidos groseros, malas palabras y denostaciones constantes. Era un Javier Milei, que no cambió cuando se invistió de presidente de la Argentina.

Mauricio Macri, cuando primerió las gestiones del balotaje, junto a Patricia Bullrich no supieron leer la realidad, los impulsaba más el temor a Massa que entregar sin condicionamiento alguno, sus propias convicciones.

Entendemos que lo vieron “débil, desvalido, sin respaldo” y supusieron que Milei carecía de inteligencia suficiente para enfrentar responsabilidades gubernamentales. Era la gran oportunidad de volver.

Esto queda reflejado en las formas verbales con las cuales procura, hoy, el ex presidente, exculparse de un error cometido, que ha llevado a su partido el PRO a una total disgregación y el sexto salto de Patricia Bullrich lo confirma.

En razón de estas circunstancias es que comete el acto de comunicar lo que se le pasa por la cabeza, sin filtros y sin medir el impacto que puede causar en la otra persona, aunque la verdadera intencionalidad es que Milei lo sienta.

Si algo ha demostrado el presidente argentino es que las críticas, los fracasos, las presuntas derrotas políticas, son solo acontecimientos naturales que le otorgan nuevas fuerzas para instrumentar su “plan B”, el que siempre -hasta ahora- le ha dado óptimos resultados.

Pensar que las palabras del presidente del PRO pueden lograr reflexión en los cuadros presidenciales es una utopía, es “soñar despierto”. Y mucho menos si se pretende responsabilizar al “Jefe” Karina Milei de estas situaciones disruptivas en los escenarios políticos de quienes -hasta ahora- han sido incondicionales.

Javier Milei ha sostenido desde que irrumpió en los terrenos de la política que “el genio es su hermana”. Realmente no lo sabemos porque, en los hechos, aparece desdibujada por mostrar excesiva ambición por generarse poder, sin tener los atributos necesarios.

Hoy el internismo oficialista está marcado por la improvisación de la gran mayoría que, enrolada en las filas del libertario, piensa que serán eternos en el poder.

Y bien lo materializó Macri cuando aconseja al presidente Milei que: “El poder no es ilimitado”. Y eso va para todos aquellos que hoy pululan en el escenario de LLA.

Sincericidio, bronca, resentimiento, frustración, son varios de los sentimientos que hoy están reflejados en las palabras que vertió el líder “amarillo” ante el periodista que lo entrevistaba.

Un baño de humildad, reconocer errores y procurar salvar el futuro.

Sería lo más aconsejable.
 

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