LUNES 02 de Diciembre de 2024
 
 
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Convivir es aceptar al otro...

Un concepto que estamos perdiendo, confundiendo posicionamientos políticos con un estado de convivencia sana, desprovista de egoísmos personales y mirando por sobre toda la humanidad que nos acompaña.

El ex embajador Diego Guelar, era coincidente con nuestra observación, en una reciente entrevista periodística realizada por LN+, donde ante el requerimiento de la conductora Laura Santillán afirmaba: “No deben confundirse en las relaciones internacionales, aquello que se dice en una situación determinada sobre objetivos precisos y llevarlo al plano de la confrontación en todos los terrenos, porque es un grueso error diplomático que realmente perjudica a los países que se arrogan esa autoridad juzgatoria ante el resto”.

El tema estaba referido a las discrepancias emergentes de la decisión presidencial y naturalmente siguiendo la misma actitud marcada por el libertario, cancillería que restó su presencia en el Vaticano, donde habían sido invitados para, junto con autoridades chilenas, a participar del aniversario de la firma del pacto “Samoré”, enviado papal en 1984, para resolver el litigio argentino-chileno que podía desencadenar una guerra entre ambos países.

El papa Francisco encabezó el acto por el 40º aniversario del Tratado de Paz entre Argentina y Chile y lo destacó como un ejemplo a imitar por el mundo.

El líder de la Iglesia encabezó en el Vaticano una audiencia de conmemoración por el acuerdo firmado en 1984, que evitó la guerra entre ambos países en conflicto armado por la disputa del Canal de Beagle.

La ausencia del canciller argentino Gerardo Werthein, quien explicó que su no presencia tiene que ver con algo que ocurrió durante la cumbre de líderes del G20, en la que hubo “un desencuentro” con representantes de Chile, no conformó y se asemeja a una “vendetta”.

Este desaire provocó comentarios del entorno papal, poco gratificantes para Argentina. <EM>Nuevamente se abre un escenario conflictivo, cuando parecía que se habían subsanado las diferencias en oportunidad que el presidente Javier Milei determinó bajar los decibeles y, disculpas mediante, acercarse a la figura del Papa Francisco, estableciéndose un contacto que parecía inalcanzable, si no se recuperaba el diálogo.

En las puertas de nuevos encuentros internacionales, ahora con los presidentes de la región, tendrá lugar la Cumbre de Líderes del Mercosur que se realizará la semana que viene en Montevideo, y allí se perciben nubarrones que presagian tormentas severas.

Se desarrollará en un escenario geopolítico en transición y con una incógnita que puede cambiar el futuro del bloque: la posibilidad de avanzar en la firma del Acuerdo con la Unión Europea.

Con el reciente proceso electoral, el reingreso a la izquierda moderada de Uruguay, plantea una región incómoda para Javier Milei. El líder de La Libertad Avanza aparece como el referente de la derecha ante un paisaje que completan Lula Da Silva, de Brasil; Santiago Peña, de Paraguay, y el saliente Luis Lacalle Pou, a escaso lapso de tiempo de ser reemplazado por Yamandú Orsi, que marcará el regreso de la centro izquierda al poder.

Los posicionamientos del presidente libertario-anarcocapitalista Javier Milei arrojan dudas en cuanto a las formas políticas-diplomáticas que se instrumentarán para mantener relaciones económico-comerciales como se tienen con Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile, entre otros del cono sur.

“La convivencia implica vivir socialmente juntos, relacionarse con respeto y valores hacia el otro, aceptando la diversidad de manera responsable y sentido democrático. Todas y todos tenemos derecho a recibir una educación libre de violencia. Las buenas prácticas de convivencia son la base del futuro”. Este plano de relaciones está en dificultades.

La duda es si el mandato presidencial argentino será proclive a mantener a cualquier costo actitudes desintegradoras, por estar ante quienes piensan ideológicamente muy diferente, o ceder ante la necesidad que tiene la Argentina de relacionarse en todos los aspectos, internacionalmente.

La forma de hacer política en este país marca claramente que las convivencias se establecen de acuerdo a las coincidencias y apoyos que recibe el poder.

Una alternativa que han establecido como herramienta para mantener hegemonías partidarias y sacar los mayores beneficios que puedan. De ninguna manera esto tiene coincidencias con la necesidad que tenemos los argentinos de entendernos, aceptarnos como somos y, juntos, procurar alcanzar el crecimiento y reformular el futuro.

Nunca es tarde para aprender...
 

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