Se sabía que beber alcohol durante el embarazo puede hacer que el bebé nazca con defectos de nacimiento físicos y mentales llamados síndrome alcohólico fetal (FAS). El síndrome alcohólico fetal es la principal causa de retraso mental que puede prevenirse.
Se desconoce exactamente cuánto alcohol ha de beber una mujer para causar el síndrome en su bebé. Ese nivel puede ser distinto en cada mujer. Por esta razón, los expertos recomiendan abstenerse de beber alcohol durante el embarazo, incluidos la cerveza, el vino, las bebidas a base de vinos y los licores.
Lo nuevo es que aún trabajo presentado en la conferencia europea de reproducción que se realizó en Roma, advierte que las mujeres que no renuncien a este hábito durante la gestación están perjudicando el esperma de sus hijos.
Los trabajos de investigación hasta ahora se basaban en que las arterias umbilicales de los bebés expuestos al etanol mostraron contracciones 60% más bajas en promedio que las del grupo no expuesto, aunque al examinarlas microscópicamente no se observaron diferencias apreciables de estructura y forma.
La menor contractilidad de las arterias umbilicales puede ser un indicio de que las células del sistema vascular del bebe están afectadas por el etanol. Los cambios funcionales en los vasos del cordón podrían alterar el flujo de sangre entre el feto y la placenta, afectando el desarrollo de los órganos fetales.
El etanol que ingiere la embarazada pasa a la sangre del niño. Como su sistema metabólico es inmaduro, no puede metabolizarlo bien. Además el alcohol atraviesa la placenta y llega al líquido amniótico, permaneciendo allí aún después de que ha desaparecido de la sangre materna.
A las células no les hace bien crecer en un medio que contenga etanol. El feto es especialmente frágil en el primer trimestre de gestación, que es cuando se forman órganos y sistemas.
En esta nueva investigación, los científicos de la Universidad danesa de Aarhus, han tenido la oportunidad de evaluar a un grupo de mujeres embarazadas y, dos décadas después, a sus hijos. Con los resultados obtenidos en las encuestas realizadas a las madres entre 1984 y 1987, y el recuento de semen que hicieron a sus descendientes en 2005; los investigadores llegaron a la siguiente conclusión: los bebés de madres que tomaron alcohol tres o cuatro veces a la semana tenían un tercio menos de esperma que los otros jóvenes.
Concretamente, las madres que tomaban 4,5 bebidas semanales dieron a luz chicos con 25 millones de esperma por mililitro, frente a los 40 millones de los jóvenes no expuestos al alcohol en el útero. Teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define las concentraciones normales por encima de los 20 millones, los autores recuerdan que el alcohol prenatal puede situar a estos varones muy cerca del umbral de la fertilidad.
Pese a que hay que seguir indagando para entender mejor esta relación, se sospecha que beber alcohol durante el embarazo puede ocasionar daños en los tejidos del feto encargados de la producción de semen en los testículos y, por lo tanto, de la calidad de su esperma durante su edad adulta.
En total, evaluaron a 347 chicos nacidos de 11.980 mujeres reclutadas para un gran estudio danés sobre hábitos de vida. Los jóvenes fueron divididos en cuatro grupos en función del consumo de alcohol de sus madres: menos de una bebida a la semana, de 1 a 1,5; de dos a cuatro y por encima de cuatro (definidas como 12 gramos de alcohol, similar a 330 ml de cerveza o un vaso de vino).
Pero aunque el volumen y el recuento total de esperma fueron algo superiores en las mujeres que habían tomado una sola bebida a la semana a las que no habían probado el alcohol, los investigadores reconocen que este dato puede reflejar algunos otros factores no considerados en el trabajo y reconocen que aún no se pueden extraer conclusiones firmes.
Dr. Juan José Penna
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